No como Norah

Ya hay quien ve a Amos Lee como una reencarnación masculina del fenómeno Norah Jones, y a buen seguro su común casa discográfica, Blue Note, otrora consagrada al jazz más canónico, estaría encantada de que así acabara sucediendo. Sin embargo, este joven y extraordinario vocalista de Pensilvania, con una tesitura que casi cubre la franja entre Greg Brown y Aretha Franklin, no parece muy cercano a los patrones estéticos de su ilustre compañera de escudería. Lee es un trovador en la línea de Jesse Harris, el autor de Don't know why, pero sus inclinaciones negroides nunca miran hacia el jaz...

Ya hay quien ve a Amos Lee como una reencarnación masculina del fenómeno Norah Jones, y a buen seguro su común casa discográfica, Blue Note, otrora consagrada al jazz más canónico, estaría encantada de que así acabara sucediendo. Sin embargo, este joven y extraordinario vocalista de Pensilvania, con una tesitura que casi cubre la franja entre Greg Brown y Aretha Franklin, no parece muy cercano a los patrones estéticos de su ilustre compañera de escudería. Lee es un trovador en la línea de Jesse Harris, el autor de Don't know why, pero sus inclinaciones negroides nunca miran hacia el jazz sino hacia el tórrido soul de los años 60, que él interioriza con un vigor encomiable.

Era su primera actuación española y aprovechó para demostrar que los 11 temas de su homónimo debú cobran una intensidad sobre el escenario que en la grabación se quedaba sólo en ademán. Eso sí: quizás debiera diversificar más un repertorio demasiado ceñido a los tiempos medios, acaso porque su carácter serio y retraído aún no le ha permitido formular melodías de mayor desparpajo.

Pero quedan las canciones, siempre. Y Amos Lee, el álbum, incluye algunas interpretaciones ardorosas (Seen it all before, Arms of a woman) que se cuelan, por ahora, entre lo mejor de la temporada.