El IVF se plantea recuperar los fondos Invercova instituidos en 1992

Enrique Pérez Boada, director del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), deslizó ayer la posibilidad de recuperar un instrumento para financiar inversiones de cierto riesgo en empresas innovadoras que instituyó Aurelio Martínez, el último consejero de Economía de Joan Lerma, en 1992. Los fondos Invercova se crearon para estimular proyectos privados que incorporaran alta tecnología, constituyen en la actualidad una de las escasas instituciones compartidas por las dos grandes cajas de ahorro valencianas en la Corporación de Participaciones Empresariales y se dejaron caer en el olvido cuando los...

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Enrique Pérez Boada, director del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF), deslizó ayer la posibilidad de recuperar un instrumento para financiar inversiones de cierto riesgo en empresas innovadoras que instituyó Aurelio Martínez, el último consejero de Economía de Joan Lerma, en 1992. Los fondos Invercova se crearon para estimular proyectos privados que incorporaran alta tecnología, constituyen en la actualidad una de las escasas instituciones compartidas por las dos grandes cajas de ahorro valencianas en la Corporación de Participaciones Empresariales y se dejaron caer en el olvido cuando los socialistas fueron desplazados de la Generalitat en 1995. Pérez Boada justificó ese abandono: "Los fondos se instituyeron cuando el capital riesgo sonaba a ciencia ficción".

Boada participó en una jornada sobre financiación de proyectos innovadores que organizó ayer la Fundación de Estudios Bursátiles en la Bolsa de Valencia. En la misma mesa, Antonio Cano, consejero delegado de la Empresa Nacional de Innovación (ENISA), una entidad de crédito público creada en 1982 y vinculada al Ministerio de Industria, detalló las características de los denominados créditos participativos, diseñados para estimular la inversión en pequeñas empresas.

Ocho años de carencia

Cano explicó que las aportaciones de ENISA a través de créditos participativos siempre son paralelas a inversiones del propio empresario; que oscilan entre los 100.000 euros y un millón de euros; que suelen ser créditos a diez años que se conceden con periodos de carencia que entre tres y ocho años; que el interés mínimo se vincula al euribor, pero es variable en función de los beneficios de la empresa. Si el proyecto sale bien, el interés se puede elevar hasta seis puntos por encima del euribor.

Los responsables de DS2 (Diseño de Sistemas de Silicona), una compañía fundada en 1998 que logró el premio Príncipe de Asturias a la excelencia empresarial en 2003 por el desarrollo de programas para redes de comunicaciones, recordaron que ENISA aportó parte del capital para poner en marcha la empresa, con sede en Paterna.

Cano comentó que el impulso político de productos como el crédito participativo ha estado sujeto a vaivenes en los últimos años, pero añadió que ENISA trabaja en la Comunidad Valenciana por debajo de sus posibilidades a tenor de las características del tejido empresarial.

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Para superar esa dificultad, María Callejón, directora general de Política de la Pyme, del Ministerio de Industria, firmó ayer un convenio con el Banco de Valencia, para que la entidad financiera difunda las posibilidades de financiación que ofrece la entidad de crédito público. El Banco de Valencia recibirá un 25% de la comisión de apertura de cada crédito participativo concertado en sus oficinas.

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