Una sorpresa

Sorpresa; ésa es la principal sensación que se tiene al enterarse de que uno de los últimos triunfadores en música sea Jack Johnson. Es decir, un joven ex surfista con inquietudes cinematográficas, aspecto de buen chico y una suerte loca. Propietario de una voz limitada aunque carismática, un talento normal y corriente para acompañarse a la guitarra acústica, un modo de entender la composición simple como el asa de un cubo y voluntad de rodearse de un acompañamiento instrumental digno de un bar de madera en una playa -piano de pared incluido-, lo cierto es que este curioso personaje ha ido esc...

Sorpresa; ésa es la principal sensación que se tiene al enterarse de que uno de los últimos triunfadores en música sea Jack Johnson. Es decir, un joven ex surfista con inquietudes cinematográficas, aspecto de buen chico y una suerte loca. Propietario de una voz limitada aunque carismática, un talento normal y corriente para acompañarse a la guitarra acústica, un modo de entender la composición simple como el asa de un cubo y voluntad de rodearse de un acompañamiento instrumental digno de un bar de madera en una playa -piano de pared incluido-, lo cierto es que este curioso personaje ha ido escalando posiciones.

La sala donde celebró su concierto en la capital estaba repleta de un público entusiasta que coreaba las letras. Una audiencia entre la que abundaban los amantes del surf y cientos de jóvenes de actitud despreocupada. Jack Johnson correspondió con un extenso repertorio de temas no muy rápidos, aunque llenos de optimismo, y con unas letras sencillas hasta límites casi naïf. Como si de un Jonathan Richman en clave deportiva se tratara, el cantante hawaiano encandiló a los espectadores con temas como Belle, Sexy plexi, Better togheter y Bubble toes.