Reportaje:

La 'reina virgen' de Lindsay Kemp

El actor y director se pone en la piel de Isabel I, la monarca del teatro inglés, en un montaje que recrea sus últimos día

Isabel Tudor, la hija de Enrique VIII y Ana Bolena, se volcó en los estudios. Aprendió idiomas, filosofía, literatura. Perfeccionó su afición por el baile y la música. Quizá el propósito de Isabel I (1533-1603) fuera ahuyentar las desgracias que se cernían sobre su familia. Su madre y sus madrastras fueron ejecutadas. Su padre murió cuando ella era una adolescente. El marido de su cuarta madrastra fue sentenciado a muerte bajo la sospecha de haber seducido a la llamada reina virgen, de la que se dice que debió tener dos cuerpos para conservar uno virgen, porque amantes tuvo.

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Isabel Tudor, la hija de Enrique VIII y Ana Bolena, se volcó en los estudios. Aprendió idiomas, filosofía, literatura. Perfeccionó su afición por el baile y la música. Quizá el propósito de Isabel I (1533-1603) fuera ahuyentar las desgracias que se cernían sobre su familia. Su madre y sus madrastras fueron ejecutadas. Su padre murió cuando ella era una adolescente. El marido de su cuarta madrastra fue sentenciado a muerte bajo la sospecha de haber seducido a la llamada reina virgen, de la que se dice que debió tener dos cuerpos para conservar uno virgen, porque amantes tuvo.

Amante de la música y del baile, durante su reinado floreció el teatro en Inglaterra como nunca antes lo había hecho. Dio nombre a un época gloriosa, la isabelina, "el símbolo de la cultura inglesa en plena efervescencia", dice Lindsay Kemp (Liverpool, 1938).

Siempre estuvo obsesionado este reputado director escénico y actor por la extravagante figura de Isabel I. Hasta el punto de que la reina es la protagonista de su último montaje Elizabeth I, el último baile, que anoche se estrenó en el Teatro Principal de Valencia.

Una Isabel I ya en su lecho de muerte tan sólo abjura de su inexorable final con la evocación de su juventud, con la música que la transporta a los años en que bailaba. Éste es el punto de partida del montaje que estará en cartel en Valencia hasta el 15 de mayo. Kemp se pone en la piel de la reina inglesa para "cumplir un antiguo sueño" y evocar la "riqueza y la magia del arte" que se desarrolló en la época isabelina y shakesperiana durante el acto de presentación del montaje, del propio autor.

Con esta producción, que significa el retorno de Kemp a los escenarios después de un lustro dedicado en exclusiva a la dirección de óperas y ballets, el artista "convierte en realidad un sueño que tenía desde los 5 años cuando mi madre me llevó a ver la película Las vidas privadas de Isabel y Essex y desde entonces quedé enamorado del personaje y también de Bette Davis y Errol Flyn", relató.

Para retratar la vida y el momento histórico de esta reina "fascinante", Kemp ha compuesto un espectáculo que "utiliza un lenguaje moderno pero que toma su fuerza de las convenciones del teatro de la época", aseguró. Así, distintas disciplinas, como la danza, el teatro, la lírica, la música y el audiovisual, se unen para construir una historia "grandiosa" pero que, sin embargo, emplea a sólo seis actores para recrear una batalla, al igual que hacía Shakespeare, explicó.

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Elisabeth I, el último baile supone además para el creador británico la oportunidad de reencontrase con algunos de sus colaboradores "más queridos", además de dar un impulso a la carrera de "nuevas figuras", subrayó. En este sentido, expresó su "satisfacción" por poder contar con profesionales como David Haughton, coautor del espectáculo; Marco Berriel, protagonista y responsable de la coreografía; y Nuria Moreno, que da vida a María Estuardo.

Además, el elenco artístico de este proyecto, producido por Concha Busto en colaboración con el Palacio de Festivales de Cantabria, Teatro Arriaga de Bilbao, Calderón de Valladolid, Gran Teatro de Córdoba y Teatro Cuyás de Las Palmas, cuenta con un vestuario diseñado por Sandy Powell, ganador de dos Oscars de Hollywood.

El montaje se centra en los momentos finales de la vida de Isabel I que se desarrollan en "un escenario de soledad y en medio de un drama de amores y muerte". Este trabajo le ha permitido además confrontar su vida con la de Isabel. "Y aprender así cosas sobre ella, sobre mí mismo y sobre la muerte", comentó.

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