Columna

Escapada

"La gente se suele retirar al campo, a la costa o a la montaña. Tú mismo lo deseas a menudo. Pero es un tanto ingenuo, pues en cualquier momento te puedes retirar en ti mismo". Parece un eslogan de la Dirección General de Tráfico disuadiendo de la gran evasión de estos días e invitando a vaciar carreteras. Pero la frase es del siglo II y está escrita en Enseñanzas para una conducta moral, obra del emperador Marco Aurelio (121-180), que fue también uno de los más destacados filósofos estoicos. No hay peligro de que la sentencia cuaje, porque las humanidades están siendo exiliadas de los ...

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"La gente se suele retirar al campo, a la costa o a la montaña. Tú mismo lo deseas a menudo. Pero es un tanto ingenuo, pues en cualquier momento te puedes retirar en ti mismo". Parece un eslogan de la Dirección General de Tráfico disuadiendo de la gran evasión de estos días e invitando a vaciar carreteras. Pero la frase es del siglo II y está escrita en Enseñanzas para una conducta moral, obra del emperador Marco Aurelio (121-180), que fue también uno de los más destacados filósofos estoicos. No hay peligro de que la sentencia cuaje, porque las humanidades están siendo exiliadas de los proyectos pedagógicos. En una consulta a pie de barra realizada por este cronista, la tercera parte de los encuestados aseguró rotundamente que Marco Aurelio era un futbolista uruguayo.

Consecuencia inminente de la ignorancia humanística es una preocupante tendencia de los ciudadanos hacia el masoquismo. No se entiende de otra forma esa frenética salida de Madrid de miles de coches para tardar cuatro horas en recorrer 40 kilómetros. Y luego, llegar a lugares supuestamente paradisiacos donde cobran un Potosí por una ración de calamares pringosos y un tinto de verano. Y mañana, el retorno temerario a Madrid, otro placer masoquista. Y pasado mañana, la misantropía. Ahora bien, los pocos sabios que en el mundo han sido coinciden en la necesidad de la escapada, o al menos de evasiones esporádicas. Cierto que es más fácil, aparentemente, escaparse a los jardines interiores, sin aviones ni utilitarios ni vehículos de tracción animal, ni siquiera patinete. Lo que pasa que cada uno, por dentro, somos una multitud con la que hay que cargar toda la vida y que no nos deja descansar un momento: dioses, demonios, recuerdos, fantasmones, penas jondas, obsesiones, añoranzas, temores y estupideces.

Marco Aurelio da un guiño: "Hoy he escapado de los estorbos, o mejor, los he expulsado, pues en realidad estaban dentro de mí, eran mis propias opiniones". El emperador no descubre cómo se hace eso. A lo peor, es imposible la escapada.

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