Perfil | Frits Philips

Un patriarca centenario

Frederik Jacques Philips, conocido como Frits por familiares, colegas y empleados y único hijo varón de Anton Philips, el fundador de la multinacional holandesa de la electrónica que lleva su nombre, ha cumplido 100 años. Más incluso que su progenitor, que convirtió, junto con su hermano, Gerard, una fábrica de bombillas en una firma de primera línea, Frits ha ejercido de patriarca de la casa. Menos arrojado que los dos pioneros y más inclinado por insuflar un carácter social a la compañía, su trayectoria es casi novelesca. Descendiente por vía paterna de judíos alemanes, en una ...

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Frederik Jacques Philips, conocido como Frits por familiares, colegas y empleados y único hijo varón de Anton Philips, el fundador de la multinacional holandesa de la electrónica que lleva su nombre, ha cumplido 100 años. Más incluso que su progenitor, que convirtió, junto con su hermano, Gerard, una fábrica de bombillas en una firma de primera línea, Frits ha ejercido de patriarca de la casa. Menos arrojado que los dos pioneros y más inclinado por insuflar un carácter social a la compañía, su trayectoria es casi novelesca. Descendiente por vía paterna de judíos alemanes, en una casa de los Philips escribió un pariente lejano, Karl Marx, varios capítulos de El capital.

Cuando era pequeño, Frits solía escuchar los relatos de las aventuras comerciales de su padre por Europa, incluida la hermética Rusia de la época. En 1930, al terminar la carrera de ingeniería en la Universidad Técnica de Delft, entró en la compañía, donde vivió momentos duros. La crisis económica mundial no dejaba mucho margen de maniobra, y Anton Philips tampoco. Dominante y lanzado, éste temía que su hijo no tuviera el empuje suficiente para manejar los negocios. El hecho de que Frits y su esposa, Sylvia, se unieran en los años treinta al denominado Grupo de Oxford, un movimiento que preconizaba el "rearme moral" de la sociedad por vías pacíficas, no ayudó a mejorar su opinión.

Pero hubo un momento crucial en que Frits tomó decisiones sin la tutela paterna. Fue durante la II Guerra Mundial, después de la capitulación de Holanda ante los nazis. Era el año 1940 y, con la familia en Estados Unidos, trató de salvar la empresa familiar. Cuando el Tercer Reich confiscó Philips para que produjera material de guerra, se quedó en Eindhoven a sabiendas de que podrían tacharle de colaborador. Él ha sostenido siempre que así evitó la deportación de muchos empleados. El hecho de que le internaran en un campo de concentración y luego tuviera que ocultarse parece avalar su explicación.

Con el título de presidente-director en el bolsillo, que ostentaría entre 1961 y 1971, Frits Philips amplió las divisiones para telecomunicaciones y ordenadores. También adquirió otras empresas y aumentó la plantilla a 360.000 empleados. A partir de 1977, los directores ya no pertenecen al entorno familiar, pero sus tres hijos, Frits junior, Ton y Warner, han pasado por la casa. Una colaboración adecuada, si bien de ellos tal vez no se contarán anécdotas como la de su padre, que tuvo que arreglar a mano y debajo de una mesa el sistema de megafonía en una legendaria reunión del banco Amro.

SCIAMMARELLA

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