Crónica:LA CRÓNICA | Elecciones en el PaísVasco

La campaña de la negociación

La oferta de diálogo ha protagonizado los mítines del PNV y del PSE, pero aludían a cuestiones distintas, casi contrapuestas

Las palabras "negociación" y "diálogo" han protagonizado la campaña electoral que finaliza hoy en Euskadi más que en cualquier otra convocatoria anterior. Los dos grandes partidos en liza, PNV y PSE, las han utilizado permanentemente, aunque en sentido muy distinto, a veces casi contrapuesto.

Juan José Ibarretxe ha anunciado en todos sus mítines una negociación a la que considera que estará abocado el Gobierno de Madrid ante el "clamor" de la sociedad vasca. El diálogo con el Gobierno español, afirma, se producirá de forma paralela a la apertura de un nuevo encuentro con todos los parti...

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Las palabras "negociación" y "diálogo" han protagonizado la campaña electoral que finaliza hoy en Euskadi más que en cualquier otra convocatoria anterior. Los dos grandes partidos en liza, PNV y PSE, las han utilizado permanentemente, aunque en sentido muy distinto, a veces casi contrapuesto.

Juan José Ibarretxe ha anunciado en todos sus mítines una negociación a la que considera que estará abocado el Gobierno de Madrid ante el "clamor" de la sociedad vasca. El diálogo con el Gobierno español, afirma, se producirá de forma paralela a la apertura de un nuevo encuentro con todos los partidos vascos (sin aclarar si hablará con Batasuna y con EHAK, por separado, o si los considera la misma cosa a efectos políticos).

Ibarretxe pide el apoyo clamoroso para seguir adelante, y el PSE, para lograr la concordia vasca
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En cualquier caso, su objetivo declarado es utilizar esa negociación para que se imponga "la voluntad de los vascos y las vascas" en el camino de construcción nacional. Su mensaje ha quedado meridianamente claro: el lehendakari necesita el apoyo "clamoroso" para forzar la negociación con Rodríguez Zapatero, a quien considera su auténtico interlocutor.

Por su parte, el candidato Patxi López ha lanzado un nuevo mensaje y una nueva imagen socialista, presentada siempre como la única fuerza capaz de lograr la concordia entre los propios vascos, el ansiado fin del enfrentamiento interno. Esa idea del PSE como instrumento de concordia interna ha ido ganando fuerza a lo largo de toda la campaña socialista, hasta el extremo de convertirse en su mensaje más claro y más fuerte.

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López consiguió imprimir una gran vitalidad y emoción a su último mitin en Bilbao, girando siempre sobre esa idea: el PSE es la única vía de solución, la única posibilidad que tiene la sociedad vasca de entenderse y de enterrar la división en dos bloques, ferozmente enfrentados, al que la han llevado Ibarretxe y su famoso plan y la negativa del Partido Popular a modificar el Estatuto. La idea de unión se reflejó también en la oferta de Rodríguez Zapatero, en el mismo mitin, de "estrechar" las manos a tres bandas (PNV, PSE y PP).

Los socialistas esperan una "gran respuesta" a ese mensaje y cualquier resultado que no refleje ese cambio sería contemplado con mucho desánimo. No se trata tanto de que el PP pierda muchos escaños (los socialistas reconocen que María San Gil ha hecho una buena campaña), sino de "conectar con la mayoría de la sociedad". "Esta es nuestra gran oferta, nuestra convicción más íntima. Si la sociedad vasca no responde, tendremos que replantearnos el papel del PSE", comenta sin disimulo un dirigente socialista.

En el PNV también se plantean importantes disyuntivas. "Convocar por separado a la ilegal Batasuna y a los diputados de EHAK (que saldrán elegidos precisamente con los votos de HB) sería casi surrealista", reconoce un antiguo dirigente, que se declara "inquieto" por el resultado electoral. Sobre todo, por la posibilidad de que el nombramiento de Ibarretxe como lehendakari dependiera de EHAK y de una negociación sobre la eventual "consulta" de la que se ha hablado continuamente en esta campaña. Un sector del PNV no oculta su impresión de que el partido nacionalista lleva demasiado tiempo "mirando a la izquierda abertzale".

El colmo para ese sector sería depender ahora de un partido que se declara comunista y revolucionario. "Una cosa es Madrazo y Ezker Batua, que no da miedo a nadie, y otra un partido que defiende la dictadura del proletariado y la abolición de la propiedad privada. Ésa no es el alma del PNV". La otra posibilidad es que EHAK "se oculte" en el Parlamento y que cualquier negociación tenga que hacerse directamente con los dirigentes de la ilegal Batasuna, Arnaldo Otegi incluido.

De la misma forma que todo el mundo atribuiría al propio Ibarretxe el gran éxito de una mayoría absoluta PNV-EA, también se le atribuiría el eventual fracaso de una bajada de escaños. "Si la única manera de gobernar fuera con el apoyo de EHAK se abriría una batalla dentro del PNV. Nadie cree en Euskadi que el actual presidente del partido, Josu Jon Imaz, aceptara esa alianza ni tampoco que su principal oponente, Joseba Egibar, permitiera el abandono del plan de libre asociación", explica un ex diputado peneuvista próximo al sector moderado.

Se abriría entonces una etapa de inestabilidad en la que el liderazgo del propio Ibarretxe podría resultar debilitado. "Ésa sería la consecuencia de una dirección tan personalista como la de Ibarretxe: él es el autentico responsable de lo que pase, para bien o para mal".

"Nosotros manejamos sólo dos escenarios: mayoría absoluta o mayoría con Ezker Batua, es decir, el actual tripartito", aseguran con aparente tranquilidad en la sede del PNV. Afirman también desconocer que existan intensas presiones de Izquierda Unida sobre EB para conseguir que Madrazo no dé por inevitable el apoyo al lehendakari y deje abiertas otras posibilidades. "Para nosotros", aseguran, "la realidad es que Madrazo votó el plan Ibarretxe. Eso es lo que EB ha defendido. El resto son elucubraciones". solg@elpais.es

Un hombre camina por delante de un vehículo con un eslogan electoral, en Bilbao.SANTOS CIRILO

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