Entrevista:CLAUDE CHABROL | Director de cine

"Pretendo llegar a la sencillez más absoluta"

La demoiselle d'honneur (La dama de honor), que se estrena en España el próximo viernes, día 8, es el 52º largometraje en la carrera de Claude Chabrol (París, 1930). Se trata de una adaptación de una novela de Ruth Rendell (de quien ya adaptó La ceremonia en 1995) cuya acción ha sido trasladada a la Francia de provincias. Es una historia sombría, de crimen, pasión y locura, pero contada con mucho sentido del humor. Laura Smet -hija en la vida real de Natalie Baye y Johnny Halliday-, Benoît Magimel y Aurora Clement son sus tres grandes protagonistas. La dama de honor...

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La demoiselle d'honneur (La dama de honor), que se estrena en España el próximo viernes, día 8, es el 52º largometraje en la carrera de Claude Chabrol (París, 1930). Se trata de una adaptación de una novela de Ruth Rendell (de quien ya adaptó La ceremonia en 1995) cuya acción ha sido trasladada a la Francia de provincias. Es una historia sombría, de crimen, pasión y locura, pero contada con mucho sentido del humor. Laura Smet -hija en la vida real de Natalie Baye y Johnny Halliday-, Benoît Magimel y Aurora Clement son sus tres grandes protagonistas. La dama de honor se proyectó fuera de concurso en los últimos festivales de Venecia y San Sebastián.

Pregunta. En sus películas, los únicos personajes que sonríen son los policías, sobre todo cuando interrogan

"Los planos duran lo que tienen que durar y hay los que tiene que haber"
"Había que dejar bien clara la dimensión incestuosa del comportamiento de esos jovencitos"

Respuesta. Claro, porque tienen todo el poder y se sienten como el gato con el ratón. Juegan, simulan, amenazan o respetan, son los reyes de la situación. Los policías sólo son violentos cuando tienen miedo. Cuando interrogan a un médico, a un notario, no dejan de sonreír, pueden formular sus preguntas en un tono melifluo, sin perder nunca la calma porque saben que el tipo que tienen delante no puede escapárseles y que depende de su voluntad que pierda los nervios, que llore, que se ridiculice lanzando amenazas que no podrá cumplir...

P. La heroína femenina, interpretada por Laura Smet, parece aplicar literalmente esa idea de Jean Cocteau de que no existe el amor, sino sólo pruebas de amor.

R. ¡Seguro que el personaje ha leído la frase! Sabe, ella va recitando cosas que ha leído u oído, que le parecen inteligentes o hermosas. Por eso puede hablar también de karma y otras zarandajas de ese tipo en torno a la idea de alma gemela, de hermanarse en el secreto...

P. Y convence con toda su locuacidad a Benoît Magimel, que encarna a un tipo sólido, sin imaginación...

R. ¡Es alguien que endosa todos los roles sociales! Esposo e hijo a un tiempo respecto a Aurora Clement, como también es hermano y padre para Laura, Magimel, como muchos jóvenes, pierde la cabeza cuando descubre el sexo, cuando hace el amor con una mujer que se atreve con los tabúes.

P. La primera vez que ella lo seduce lo hace vestida sólo con el albornoz de la madre

R. Claro, había que dejar bien clara la dimensión incestuosa del comportamiento de esos jovencitos. Ja, ja, ja.

P. Es inesperada la manera en que aparece por primera vez en pantalla Laura Smet

R. Le pedí que apareciese lo menos atractiva posible y ella encontró una manera de andar que acentúa la pesadez del cuerpo. Con eso y con la ropa mal puesta y algo arrugada, fue suficiente. Luego, cuando volvemos a verla, comprendemos que hay algo de misterioso en una chica que se transforma tanto. No quería una belleza evidente, llamativa, una de esas mujeres que basta con verlas para saber que ya no podremos pensar en otra cosa.

P. ¿Cuál es la relación entre el libro y la película?

R. Mire, me aburre andar inventando tramas de intriga, máxime cuando hay otros que lo hacen estupendamente. Ruth Rendell es magnífica porque es menos sistemática que otros autores de novelas policiacas. Y trasladar la acción de Gran Bretaña a la Bretaña francesa, como ve, ha sido muy sencillo, ha bastado con deshacerse del adjetivo.

P. ¿En qué descansa el humor de su cine?

R. Normalmente, me invento un personaje que no tiene ningún sentido del humor, que lo interpreta todo literalmente. Juega un papel de catalizador, y su tontería pone de relieve también la de los demás que, muy a menudo, es la nuestra. Por eso me gustan también los concursos de televisión, porque presentan una imbecilidad que comprendo perfectamente.

P. En alguna de sus viejas películas había planos muy complicados, un cierto barroquismo. Ahora rueda con una gran sencillez.

R. Es la evolución natural de un cineasta cuando tiene la suerte de poder trabajar con regularidad. La idea es explicar lo complejo de la manera más clara, y tiendes a ir a lo esencial. Pretendo llegar a la sencillez más absoluta. Buñuel fue un maestro en hacerlo, sin perder nada de profundidad. John Ford también lo logró.

P. Le gustan los planos largos...

R. Los planos duran lo que tienen que durar y hay los que tiene que haber. Algunos cineastas jóvenes creen que desglosando una acción en varios planos logran darle un ritmo más vivo a su relato pero eso es absolutamente falso. La multiplicación de planos ralentiza la acción, dilata el tiempo. En realidad, lo que estos directores buscan es otra cosa: aumentar la sensación y disminuir la reflexión.

P. El personaje de Laura Smet pasa por ser una mitómana. ¿Usted cree que miente?

R. Lo más fácil sería decir que sí pero cuando explica que rodó una película americana en la que tenía un pequeño papel junto a John Malkovich pero que luego su intervención la cortaron porque Malkovich no lo hacía nada bien, tengo tendencia a creérla.

P. En sus últimas películas, los jóvenes llevan la voz cantante...

R. ... pero no es eso lo que va a suceder con la que ahora estoy preparando, que tendrá sólo personajes que ya han cumplido los cuarenta. Y tampoco transcurrirá en provincias sino en París, con Isabelle Huppert como juez instructor. También saldrá François Berleand, que es un actor con el que tengo muchas ganas de trabajar porque siempre que nos vemos nos reímos mucho.

P. ¿Será una intriga policiaca?

R. La última frase de la película es "aún queda mucha porquería por barrer en los rincones". Y no le diré más porque no quiero que me la prohíban antes de rodarla. Ja, ja, ja.

Claude Chabrol.DANIEL MORDZINSKI
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