Ocasión excepcional

La ocasión para contemplar de nuevo en directo a este trío de apóstoles irredentos del indie-rock fue realmente excepcional, ya que, como el mismo Matthew Caws se encargó de explicar, ni estaban de gira, ni presentaban ningún disco. Tan sólo se sumaban a la celebración del 13º aniversario de la sala Moby Dick. El público de la banda, numeroso e incondicional, agradeció el detalle con su masiva presencia, con lo que la fiesta fue completa.

El trío ofreció una actuación larga y exultante en la que repasó lo mejor de su discografía, incidiendo constantemente en las señas de identida...

La ocasión para contemplar de nuevo en directo a este trío de apóstoles irredentos del indie-rock fue realmente excepcional, ya que, como el mismo Matthew Caws se encargó de explicar, ni estaban de gira, ni presentaban ningún disco. Tan sólo se sumaban a la celebración del 13º aniversario de la sala Moby Dick. El público de la banda, numeroso e incondicional, agradeció el detalle con su masiva presencia, con lo que la fiesta fue completa.

El trío ofreció una actuación larga y exultante en la que repasó lo mejor de su discografía, incidiendo constantemente en las señas de identidad de un estilo musical que relumbró en la pasada década y que aún tiene pendiente un desarrollo satisfactorio que sustituya el ambiente musical post grunge en el que nació su propuesta. No obstante, el buen hacer de Matthew Caws, junto a la solidez -un tanto monótona- de la base rítmica, sirvió de vehículo perfecto a canciones como The way you wear your head, Stalemate y Fruit fly, con la que cerraron su segundo bis. Temas llenos de tensión adolescente y melodías con emoción que proviene de un rock que fue y ya no es, porque, como cantaban los clásicos, Time waits for no one.