El eje del mal

Primera secuencia: calles de París, un día de animada concurrencia. De pronto, unos árabes con pinta patibularia manipulan un maletín que contiene, a todas luces, una bomba. Y de improviso, literalmente llueve del aire una partida de aguerridos servidores del orden que en un plisplás, y tras descargar el arsenal que portan consigo, acaban con el comando terrorista... y virtualmente con París entero. Pero aún hay tiempo para más: para sufrir una baja en combate, para una declaración de amor terminal, para que la cámara se detenga ante la apostura de los recién llovidos. Mientras, la cara de per...

Primera secuencia: calles de París, un día de animada concurrencia. De pronto, unos árabes con pinta patibularia manipulan un maletín que contiene, a todas luces, una bomba. Y de improviso, literalmente llueve del aire una partida de aguerridos servidores del orden que en un plisplás, y tras descargar el arsenal que portan consigo, acaban con el comando terrorista... y virtualmente con París entero. Pero aún hay tiempo para más: para sufrir una baja en combate, para una declaración de amor terminal, para que la cámara se detenga ante la apostura de los recién llovidos. Mientras, la cara de perplejidad de los parisienses, que contemplan aterrados la destrucción de su ciudad, es más significativa aún que toda la apostura de los defensores del orden.

Este comienzo canónico es más que lo que aparenta una presentación de personajes en toda regla: es una auténtica declaración de principios, un tiro por elevación contra el paroxismo militarista que se ha apoderado de unos EE UU más paranoicos en estos tiempos de lo que en ese país suele ser habitual. No puede ser de otra manera tratándose, como se trata, de un filme debido a los creadores de la irreverente, desopilante South Park: aquí no queda títere con cabeza, las bofetadas se prodigan en todas direcciones, nada ni nadie está a salvo de las iras de los responsables de esta sangrante, hilarante peripecia.

Historia de marionetas animadas espectacularmente bien construida, Team America parece nacida del deseo de tomarle el pelo al presidente Bush y a su sombra. Pero no sólo a ellos: con la curiosa alianza que el filme muestra entre el sindicato de actores americanos y ¡Kim Jong Il, el sanguinario autócrata que asuela Corea del Norte, con el que forman un enloquecido eje del mal!, el filme también da palos a la conciencia bienestante de la progresía estadounidense nucleada en torno a nombres tan prestigiosos como Samuel L. Jackson, Tim Robbins, Susan Sarandon, George Clooney, Michael Moore y el peor de todos, Alec Baldwin, todos comparecientes con sus nombres y apellidos.

Y por dar, a quienes peor trata es a los protagonistas, todos con el gatillo presto para defender el orden mundial y el American way of life. Gamberrada sin desmayo, delirante mirada sobre un mundo al que hace tiempo parece habérsele perdido toda cordura, Team America es uno de los productos más salvajemente divertidos creados por el show bussines americano. Y una segura recomendación para amantes del exceso y el garrotazo al poder en su mismísima cerviz.