VISTO / OÍDO

Un año después

Aniversario raro. La Conferencia de Madrid emite su comunicado halagüeño para un pueblo que no percibió el miedo, pero su comunicado es huero. No puede definir el terrorismo: es que no existe. Hay formas de insurrección o respuesta, de resistencia o de ataque que sustituyen a las antiguas revoluciones, y a todas se les da el nombre de terrorismo. Se puede parafrasear el principio del manifiesto del viejo Marx, del viejo Engels: "Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar,...

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Aniversario raro. La Conferencia de Madrid emite su comunicado halagüeño para un pueblo que no percibió el miedo, pero su comunicado es huero. No puede definir el terrorismo: es que no existe. Hay formas de insurrección o respuesta, de resistencia o de ataque que sustituyen a las antiguas revoluciones, y a todas se les da el nombre de terrorismo. Se puede parafrasear el principio del manifiesto del viejo Marx, del viejo Engels: "Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma: el Papa y el zar, Metternich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes". Se pueden cambiar algunos nombres, desde luego el del comunismo, y colocar el fantasma del terrorismo. Fantasmas de vivos: el comunismo existía y el terrorismo es el nombre que damos a cualquier presencia repentina y miserable de la muerte del inocente. Podría decirse que eran terroristas los soldados americanos que mataron e hirieron a los italianos que liberaban a la periodista del Manifesto. Si repetimos que todas las guerras son un crimen, podemos decir que todas las guerras son terroristas.

Recuerdo la nuestra: Franco era un terrorista, y sus militares, sus falangistas y, desde luego, sus monárquicos diversos. Además de serlo de guerra, lo fueron de paz. Esto no ahorra a quienes lucharon contra los alemanes: Churchill, bombardero de Dresde; Eisenhower, de Francfort; Truman, de Hiroshima y Nagasaki. El tribunal de Núremberg, condenando a muerte a los dirigentes nazis, terroristas de todos los crímenes posibles. No se debe decir: hay que adscribirse a alguna parte de las guerras. Yo estaba al lado de unos supuestos demócratas y me equivoqué, porque esos sostuvieron a Franco treinta años más. Me hubiera equivocado al lado de los otros. Se equivoca uno cuando está de un lado del terrorismo o de un lado de la guerra. Las guerras las pierden los pueblos, las ganan los políticos y el capital y las religiones. Qué trilogía política detestable: riqueza, armas, mentiras. Lo que perdió Aznar es incomparable con lo que perdió cada una de las víctimas del 11 de marzo, pero aún lo sigue defendiendo hoy contra ellas: son víctimas fastidiosas. Son fantasmas que, invisibles, estarán esta noche en la calle de Génova.

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