Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL

Es tiempo de deuda

A pesar de los últimos repuntes en las rentabilidades negociadas de los bonos públicos a largo plazo, siguen soplando vientos propicios para la financiación responsable de la deuda. En estas condiciones, con una tasa de inflación en España algo superior al 3%, el coste en términos reales apenas supera medio punto para un plazo a 10 años y ronda el punto porcentual para el 30 años. El escepticismo con el que se contemplan las perspectivas de crecimiento y la credibilidad en el control de la inflación del área euro justifican aún la inversión a tipos tan reducidos.

Huelga decir que nivele...

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A pesar de los últimos repuntes en las rentabilidades negociadas de los bonos públicos a largo plazo, siguen soplando vientos propicios para la financiación responsable de la deuda. En estas condiciones, con una tasa de inflación en España algo superior al 3%, el coste en términos reales apenas supera medio punto para un plazo a 10 años y ronda el punto porcentual para el 30 años. El escepticismo con el que se contemplan las perspectivas de crecimiento y la credibilidad en el control de la inflación del área euro justifican aún la inversión a tipos tan reducidos.

Huelga decir que niveles inferiores al 4% constituyen una anomalía que difícilmente puede mantenerse si las previsiones mejoraran. Pero, por ahora, no parece que las condiciones generales permitan cambios significativos, ni en la gestión presente de la política monetaria ni en la que pueda anticipar el mercado para los próximos meses, creando un clima propicio que algunos prestatarios saben capitalizar con mayor habilidad.

La sensibilidad del Tesoro francés por ofrecer productos que gocen de atractivo le permite abaratar el coste de su financiación efectiva

Entre ellos, el Tesoro francés ha sido tradicionalmente de los más innovadores entre los emisores representativos de deuda. Sin grandes sofisticaciones, su sensibilidad por ofrecer productos que gocen de algún atractivo adicional para los inversores le permite abaratar el coste de su financiación efectiva. Un claro ejemplo son los bonos indiciados a la inflación europea. A la vez que constituyen un indicador permanente para evaluar la evolución futura de los precios que descuenta el mercado, se favorecen de la complicidad de los ahorradores que buscan garantizarse cuando menos el valor adquisitivo.

Con resultados también positivos, esta semana ha explorado el tramo ultralargo de la curva, emitiendo obligaciones a 50 años con cupón del 4%. Para el gestor especializado de carteras estos títulos tienen como característica una elevada sensibilidad en precio (su convexidad duplica a la del 30 años) y la oportunidad de mayores ganancias (o pérdidas) ante desplazamientos de la curva de tipos. Que casi una quinta parte de las adjudicaciones se haya concentrado en hedge funds no es casualidad y ha contribuido a alimentar una demanda con un coste apenas tres puntos básicos superior a la referencia a 30 años, coincidiendo además con un periodo de mínimos históricos en tipos de interés.

César Cantalapiedra y Johanna Prieto son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Grupo Analistas).

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