Con personalidad

Prototípica banda de la escena madrileña, este quinteto de Pozuelo presentó sus nuevas composiciones, después de dos álbumes en el mercado que no han obtenido la repercusión que su esforzado trabajo merece. Reyes del compás de cuatro por cuatro con peso rítmico, guitarras que van marcando la dirección y un teclista que aporta las armonías suficientes para no ser exclusivamente esclavos del riff, los chicos de Madame Claude poseen una personalidad propia que les emparenta con los clásicos Enemigos, en la música que el quinteto practicaba en sus comienzos, y con sus contemporáneos La Vac...

Prototípica banda de la escena madrileña, este quinteto de Pozuelo presentó sus nuevas composiciones, después de dos álbumes en el mercado que no han obtenido la repercusión que su esforzado trabajo merece. Reyes del compás de cuatro por cuatro con peso rítmico, guitarras que van marcando la dirección y un teclista que aporta las armonías suficientes para no ser exclusivamente esclavos del riff, los chicos de Madame Claude poseen una personalidad propia que les emparenta con los clásicos Enemigos, en la música que el quinteto practicaba en sus comienzos, y con sus contemporáneos La Vacazul, grupo con el que tienen en común el peso de los teclados y la propia manera de enfocar las canciones, huyendo de estribillos fáciles y buscando formas musicales más originales.

En su concierto madrileño, aparte de la complicidad con un numeroso público de adeptos que continúa a su lado con el paso de los años, Madame Claude dio una consistente actuación en la que brillaron canciones nuevas, como El columpio, Champán o Contigo, junto a temas más antiguos e, incluso, una atrevida versión de Mi gran noche, el tema de Adamo que aquí hizo popular Raphael; ahí es nada.