Los equipos de rescate no hallan a dos de los marineros naufragados frente a Lugo

Los submarinistas lograron recuperar los cuerpos de seis de los siete marineros que se suponía atrapados bajo la cubierta del pesquero Siempre Casina, que naufragó el pasado martes a 20 millas de la costa de Lugo. Los buceadores recuperaron los cuerpos entre la tarde del jueves y la madrugada de ayer, y, al cierre de esta edición, proseguían inspeccionando el pecio en busca del cadáver del peruano Jorge Luis Peña Ormeño, quien, en el momento del naufragio, dormía junto a sus compañeros en uno de los camarotes.

Las familias de los tres tripulantes peruanos que perecieron a bordo d...

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Los submarinistas lograron recuperar los cuerpos de seis de los siete marineros que se suponía atrapados bajo la cubierta del pesquero Siempre Casina, que naufragó el pasado martes a 20 millas de la costa de Lugo. Los buceadores recuperaron los cuerpos entre la tarde del jueves y la madrugada de ayer, y, al cierre de esta edición, proseguían inspeccionando el pecio en busca del cadáver del peruano Jorge Luis Peña Ormeño, quien, en el momento del naufragio, dormía junto a sus compañeros en uno de los camarotes.

Las familias de los tres tripulantes peruanos que perecieron a bordo del pesquero llegaron ayer a Burela (Lugo), la localidad donde tenía su base el pesquero, para hacerse cargo de los cuerpos y asistir al funeral conjunto que se oficiará hoy.

Para una de las familias, la de Jorge Luis Peña, la espera no ha terminado, ya que los submarinistas no hallaron su cadáver en los habitáculos bajo cubierta donde se encontraba el resto de la tripulación. El buque fue trasladado desde el lugar donde zozobró hasta la ría de Viveiro, en una zona con profundidades inferiores a 20 metros que facilita el trabajo de los submarinistas.

Para la familia del patrón del buque, Gerardo Taboada Pardo, vecino de Burela, las esperanzas de encontrar el cuerpo y darle sepultura son muy remotas. El hombre, que antes de que el barco se fuese a pique logró arrojarse por la borda, se hundió en el mar pese a los desesperados intentos de un hijo suyo por agarrarlo de una mano e impedir que se lo llevaran las olas. El hijo del patrón, Gerardo Taboada Fernández, de 24 años, fue el único superviviente. Los rastreos en alta mar de buques y helicópteros, que no se han interrumpido desde el martes, han resultado infructuosos.

El Ayuntamiento de Burela acordó en un pleno extraordinario declarar tres días de luto.

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