Reportaje:ESCAPADAS | Alameda del Parral

Vida y milagros del Eresma

Arboledas, monasterios, miradores y leyendas jalonan una senda señalizada junto al río en la capital segoviana

Segovia. Una tarde de mediados del siglo XV. El marqués de Villena, favorito de Enrique IV, ha quedado extramuros para batirse en duelo con un noble. Muy noble no resulta ser, porque, al llegar al lugar señalado, el marqués se encuentra con que su oponente va acompañado por dos espadachines. Viéndose en trance tan peliagudo, se encomienda a la Virgen e, instantáneamente, tiene la luminosa idea de decir que uno de los espadachines está conchabado con él, sin precisar quién. Lo cual (como bien saben los guionistas de Hollywood) hace cundir la desconfianza entre los matones, crisis que el favorit...

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Segovia. Una tarde de mediados del siglo XV. El marqués de Villena, favorito de Enrique IV, ha quedado extramuros para batirse en duelo con un noble. Muy noble no resulta ser, porque, al llegar al lugar señalado, el marqués se encuentra con que su oponente va acompañado por dos espadachines. Viéndose en trance tan peliagudo, se encomienda a la Virgen e, instantáneamente, tiene la luminosa idea de decir que uno de los espadachines está conchabado con él, sin precisar quién. Lo cual (como bien saben los guionistas de Hollywood) hace cundir la desconfianza entre los matones, crisis que el favorito aprovecha para herir a uno y salir pitando.

El lugar señalado para el duelo era una ermita que yacía, emboscada bajo una gran parra, en la margen derecha del Eresma. Una ermita que, en agradecimiento a la Virgen, el marqués transformó en 1447 en el suntuoso monasterio del Parral. Un monasterio jerónimo, con cuatro claustros y templo plateresco, que da nombre y carácter a la alameda que hoy nos ocupa. Una alameda donde, menos duelos a espada, la gente hace de todo: footing, ciclismo, pintura, observación de aves e incluso una ruta de senderismo. Una ruta señalizada con mojones de granito que enhebra puentes, arboledas, cantiles,miradores y monumentos como el Parral. Un diez.

Desde lo alto del valle aparece Segovia entera, ceñida de huertos, tal como la pintó Baroja

En busca de esas bellezas, nos acercaremos en coche a la plaza de San Lorenzo, el conjunto de arquitectura popular mejor conservado de la ciudad, con su iglesiuca románica en medio. Poco más abajo, por la única calle que no es dirección prohibida, hallaremos una explanada acondicionada para aparcar, lo cual haremos. Y ya a pie, avanzaremos unos 300 metros, hasta el final del asfalto, donde efectuaremos el primer alto para admirar el convento de Santa Cruz la Real, obra de Juan Guas, con su portada gótica finísimamente labrada, de arquivoltas treboladas; y, en su cornisa, el famoso "tanto monta, monta tanto" de los reyes Isabel y Fernando.

Aquí se alza el primer mojón de la ruta pedestre, la cual desciende rauda por una costanilla empedrada hasta un puente sobre el Eresma, donde una lápida recuerda a Antonio Machado, paseando con su Biblia por la "estrecha orilla de la sombra, / vieja alameda provinciana / junto al Parral..." Y a medio kilómetro, aguas abajo -aguas bordadas de añosos plátanos y chopos, aguas verdes como las capuchas de los ánades reales-, se erige el monasterio del Parral, que, además de lo ya dicho, tiene un porche-mirador a la entrada, y junto al porche una alberca en la que se refleja el alcázar, que visto así parece doblemente un castillo de cuento de hadas.

Mejores vistas aún disfrutaremos cuando, rastreando los mojones, trepemos al borde acantilado del valle y se nos aparezca Segovia entera, ceñida de huertos y alamedas, tal como la pintó Baroja en Camino de perfección: "Como la corola sobre el cáliz verde veíase el pueblo, soberbia floración de piedra, y sus torres y sus pináculos se destacaban perfilándose en el azul intenso y luminoso del horizonte". Mucho más cerca, en un declive del propio cantil, veremos la Vera Cruz (1208), un templo dodecagonal que encierra, cual muñeca rusa, otro templete, también de 12 lados, donde los templarios, tan misteriosos ellos, debían de pasárselo pipa.

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La ruta señalizada nos llevará a continuación al convento de Carmelitas, en el que reposan los restos de San Juan de la Cruz, y al vecino santuario de Nuestra Señora de la Fuencisla, patrona de Segovia, que dicen que salvó a una judía a la que el celoso marido arrojó desde el cortado en que hoy se apoya este mamotreto herreriano. La hebrea (como es lógico) abrazó la cruz y se hizo bautizar María del Salto. Tras comentar in situ la milagrosa jugada, daremos por concluido el camino de ida y, encarando la afilada proa del alcázar, volveremos al punto de partida sin apartarnos de la orilla del Eresma, el vivo y legendario Eresma.

Dos visitas imprescindibles

- Cómo ir. Segovia dista 95 kilómetros de Madrid yendo por la A-6 hasta San Rafael y luego por la N-603. Hay que coger la entrada Segovia-Este, doblar frente al acueducto por la Vía Roma (dirección Valladolid) y desviarse luego hacia la plaza de San Lorenzo para aparcar en el estacionamiento de la calle del Cardenal Zúñiga.

- Datos de la ruta. Duración: una hora (sin incluir visitas). Longitud: tres kilómetros. Desnivel: 50 metros. Dificultad: muy baja. Tipo de camino: circuito señalizado con mojones de piedra con un disco rojo. Cartografía: hoja 483-I del Instituto Geográfico Nacional.

- Visitas. Hay dos imprescindibles: monasterio del Parral (de 10.00 a 12.30 y de 16.15 a 18.30; entrada gratuita) e iglesia de la Vera Cruz (de 10.30 a 13.30 y de 15.30 a 18.00; entrada, 1,75 euros).

- Comer. Ventorro San Pedro Abanto (tel.: 921 43 14 81): restaurante emplazado en un antiguo convento de estilo mudéjar cerca de la Fuencisla, famoso por su cochifrito; 30 euros. San Marcos (tel.: 921 43 36 49): al lado de la Vera Cruz, cocina típica castellana y buenos mariscos; 25-30 euros. La Postal (tel.: 921 12 03 29): cocina creativa y excelentes vistas; 25 euros. Casa Paco (tel.: 921 43 14 35): en la plaza de San Lorenzo, ideal para comer de raciones -tortilla cuadrada, callos, mollejas, rabo de toro-; 12 euros.

- Dormir. Hotel Alcázar (tel.: 921 43 85 68): edificio del siglo XVII a orillas del Eresma, con vistas al alcázar y mobiliario de época; doble, 140 euros. Ayala Berganza (tel.: 921 46 04 48): palacete del siglo XV, gótico-mudéjar, hoy el hotel con más encanto de la ciudad; 110 euros. Vadama (tel.: 921 43 70 43): habitaciones sin lujos pero bien equipadas, junto a la plaza de San Lorenzo; 30 euros.

- Más información. Centro de Recepción de Visitantes de Segovia (Plaza del Azoguejo, 1; tel.: 921 46 67 20/21): está abierto todos los días, de 10.00 a 20.00. En Internet: www.aytosegovia.com

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