Urnas
El mes pasado, los iraquíes acudieron a las urnas para cumplir con su nuevo deber democrático. La polémica acerca del nivel de participación real no debe ocultarnos que incluso un número más bajo de votantes hubiera sido un éxito, dado el clima de intimidación extremamente violento en el cual se celebraron los comicios. En particular, no podemos olvidarnos de esta cuarentena de personas que por la mañana se levantaron decididas a votar, sin más obligación que la moral, conscientes de que iban a arriesgar sus vidas, que perdieron efectivamente ese día.
Frente a esta formidable lección de...
El mes pasado, los iraquíes acudieron a las urnas para cumplir con su nuevo deber democrático. La polémica acerca del nivel de participación real no debe ocultarnos que incluso un número más bajo de votantes hubiera sido un éxito, dado el clima de intimidación extremamente violento en el cual se celebraron los comicios. En particular, no podemos olvidarnos de esta cuarentena de personas que por la mañana se levantaron decididas a votar, sin más obligación que la moral, conscientes de que iban a arriesgar sus vidas, que perdieron efectivamente ese día.
Frente a esta formidable lección de coraje y civismo, me pregunto cuántos europeos estaremos dispuestos a levantarnos de nuestros cómodos sillones para expresarnos, a través del referéndum, sobre nuestro propio futuro.