Reportaje:

Computadores desordenados

Hewlett-Packard reorienta su estrategia con vistas al futuro tras la salida de Carly Fiorina

Carly Fiorina estaba considerada como la ejecutiva más poderosa de Estados Unidos. Era todo un icono. Hasta el pasado 9 de febrero, cuando tuvo que dejar vacante la presidencia ejecutiva de Hewlett-Packard. Su salida, consecuencia de sus diferencias insalvables con el consejo de administración, deja múltiples incógnitas en el aire sobre el futuro de la compañía informática.

La solución de los problemas de Hewlett-Packard (HP) no será fácil ni resolverá con la dimisión o el despido, según se vea, de Fiorina. Se trata, según los conocedores del sector, de un primer paso provocado por el r...

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Carly Fiorina estaba considerada como la ejecutiva más poderosa de Estados Unidos. Era todo un icono. Hasta el pasado 9 de febrero, cuando tuvo que dejar vacante la presidencia ejecutiva de Hewlett-Packard. Su salida, consecuencia de sus diferencias insalvables con el consejo de administración, deja múltiples incógnitas en el aire sobre el futuro de la compañía informática.

La compañía podría estar sin cabeza durante al menos seis meses y necesitaría otros tres más antes de conocer la estrategia del nuevo líder
El 'pecado' de Fiorina fue, según los analistas, el no darse cuenta de que HP debía convertirse en una compañía de 'bajo coste' frente a Dell

La solución de los problemas de Hewlett-Packard (HP) no será fácil ni resolverá con la dimisión o el despido, según se vea, de Fiorina. Se trata, según los conocedores del sector, de un primer paso provocado por el roce de la popular ejecutiva con el resto de miembros del consejo de administración. Los resultados de la compañía no acaban de cumplir con las expectativas de Wall Street, y la controvertida fusión con Compaq puso su cabeza en bandeja, a pesar de que lograra sanear la empresa.

La batalla se hizo intensa a partir de agosto. Y a todo esto se le sumó el propio carácter de Fiorina, considerada en el mundo empresarial como ejecutiva autocrática, con la que era difícil de tratar y que delegaba poco para conservar su parcela de poder en la compañía. Un estilo de dirección que muchos consideraban desfasado. Además, se le acusó de dar más importancia en su estrategia a la dimensión de la compañía que en su flexibilidad, para poder adaptarse a los cambios en un mercado muy competitivo y agresivo en precios.

HP podría estar sin cabeza durante al menos seis meses y se necesitarían otros tres más antes de conocer la estrategia del nuevo líder. Ante este impasse, Bear Stearns rebajó el viernes el rating de HP, al igual que Prudencial y otros bancos de inversión. Merrill Lynch, es más optimista hacia el futuro de la compañía informática. En ambos casos, los inversores especulan con que al final habrá una división entre el rentable negocio de las impresoras del de servidores y ordenadores, que no acaba de generar los beneficios que esperaba la compañía tras la fusión con Compaq en 2002.

Hewlett-Packard ya dejó claro hace una semana, tras anunciarse la salida de Fiorina, que el cambio en la cabeza ejecutiva no tendrá consecuencias en la estructura de la empresa. Ante esta situación, las principales beneficiadas serán las rivales Dell, IBM y EMC. Para Lexmark, el impacto sería mixto, porque el cambio en la ejecutiva podría introducir mayor competencia en el sector de las impresoras, a pesar de que no se produzca una división del negocio.

Precios bajos

Lo único que está claro después de este desenlace es que el negocio de los ordenadores personales se asemeja cada vez más al de una compañía aérea: el consumidor se despreocupa de la marca y busca el mejor precio. El pecado de Fiorina fue precisamente éste, según los analistas, el no darse cuenta de que HP debía convertirse en una compañía de bajo coste frente a Dell, el mayor fabricante de ordenadores del mundo. HP, en lugar de producir ordenadores a un precio más competitivo, optó por subsidiar su unidad de ordenadores personales (PC) con los beneficios del negocio de impresoras.

La dimisión Fiorina abre también la puerta de las especulaciones sobre su sustitución al frente de Hewlett-Packard. La compra anunciada esta semana de la telefónica MCI por parte del gigante Verizon ayuda a poner el primer nombre sobre el tapete: Michael Capellas, consejero delegado de MCI, que curiosamente vendió Compaq a HP. Su nombre es el que tiene más lógica en la corta lista de candidatos potenciales que se diuja, entre los que destaca Edward Zander -actual jefe ejecutivo de Motorola-, Mike Zafirovski -antiguo director de operaciones y ex presidente de Motorola- y William Zeitler y Steve Mills -ejecutivos de IBM-.

También se habla de Ray Lane -ex presidente de Oracle- y de Kevin Rollins -consejero delegado de Dell-. Pero Capellas es la persona que hoy estaría mejor capacitada para quitar amargura a la fusión de HP y Compaq, que él mismo negoció con Fiorina.

Este ejecutivo tiene, además, la valía frente al mercado de haber recuperado a la antigua WorldCom de la quiebra cuando entró en MCI en diciembre de 2002 y de haberla puesta en manos de Verizon con rapidez. A lo que se suman sus 28 años de veteranía en el mercado tecnológico. ¿Es el momento para subirlo al barco? La respuesta queda en el aire, aunque no son pocos los que quieren que HP se distancie de lo que tenga que ver con Compaq.

La tercera incógnita es cómo afectará la dimisión de Fiorina a otras mujeres con cargo relevante en grandes corporaciones, como Meg Whitman -consejera delegada de eBay-, Anne Mulcahy -Xerox-, Marge Magner -Citigroup- o Brenda Barnes -Sara Lee-. Los expertos dicen que hace dos años quizá hubiera tenido un impacto negativo en la imagen de estas grandes ejecutivas, pero no ahora. Además, ponen en evidencia un talante diferente al de Fiorina en su gestión. Y sobre el futuro de ésta, durante años se habló de su interés por la política y no sorprendería verla pronto integrada en la Administración de Bush.

Carly Fiorina en una conferencia en el marco de una feria de electrónica en Las Vegas.REUTERS

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