Tribuna:

Un caso clínico

¡Aunque ahora sea para bien! Y es que los fondos de renta variable española acumulan desde inicio de año una rentabilidad media del 6,85%, situándose así en el puesto 36ª del ranking que se elabora con las diferentes categorías de fondos (ocupan puestos anteriores los de renta variable emergente o de empresas de baja capitalización).

Y es que ya desde finales de 2004 la revalorización experimentada por esta clase de fondos viene siendo realmente destacable, y asciende a un 22% desde que las bolsas arrancaran, a mediados del verano, de un impasse de casi seis meses.

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¡Aunque ahora sea para bien! Y es que los fondos de renta variable española acumulan desde inicio de año una rentabilidad media del 6,85%, situándose así en el puesto 36ª del ranking que se elabora con las diferentes categorías de fondos (ocupan puestos anteriores los de renta variable emergente o de empresas de baja capitalización).

Y es que ya desde finales de 2004 la revalorización experimentada por esta clase de fondos viene siendo realmente destacable, y asciende a un 22% desde que las bolsas arrancaran, a mediados del verano, de un impasse de casi seis meses.

Una rentabilidad media tan apreciable se apoya, claro está, en la subida imparable que está teniendo el precio de las acciones de empresas españolas, como refleja el que el Ibex 35 gane desde comienzos de año un 6% (un 7 % en el caso del índice general de la Bolsa de Madrid, que abarca a un conjunto mucho más numeroso de valores).

La verdad es que nadie, o casi nadie, había previsto que los valores y fondos españoles de renta variable fueran a revalorizarse a tal velocidad: en algunos casos la predicción para todo el año se asemejaba mucho a la que ya se ha producido. Pero lo peor es que tampoco hay una explicación convincente.

Los razonamientos más habituales son una combinación de estos tres: por una parte, la economía española es una de las que más crecen en la UE; ese crecimiento, y también los buenos resultados de muchas empresas, tiene que ver con el buen momento que viven las economías de Latinoamérica; y, finalmente, la elevada rentabilidad por dividendo que proporcionan muchas empresas radicadas en España (a todo esto se suele añadir, como argumento general, la abundancia de liquidez y el escaso atractivo de las inversiones en renta fija).

La abundancia de liquidez, sin embargo, es una condición necesaria pero no suficiente para que las bolsas suban. La liquidez abunda en otros países, y no por eso sus fondos de renta variable muestran igual dinamismo que los españoles. Por ejemplo, los que invierten en EE UU casi no acumulan ninguna ganancia en el año si se les descuenta la apreciación del dólar frente al euro desde el 1 de enero. Es más, si hay un país donde la lógica más usual llevaría a las bolsas a una fuerte revalorización es en EE UU, donde la economía está creciendo a un ritmo mucho más impetuoso que en Europa y donde se están dando las otras condiciones que suelen hacer subir a las bolsas: abundantes fusiones y adquisiciones (OPA) y recompra de sus propias acciones por parte de algunas compañías, lo que mejora la rentabilidad que proporcionan al accionista.

Los fondos de renta variable española están, por ahora, de enhorabuena y son una rara avis dentro de la OCDE. Incluso superan a sus "colegas austriacos" que, en 2004, proporcionaron rentabilidades estratosféricas para un país de la zona euro: un 60%. Algo también difícil de explicar, aún considerando la incorporación de países de Centroeuropa a la UE.

Juan Ignacio Crespo es director general de Finanduero.

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