Columna

Triste

Alfons Cucó nos dejó, en Roig i blau, su visión de aquellos años en que tanto alcanzaría a virar el color dominante de la política valenciana. Ahora, Del roig al blau es un largometraje documental producido por la Universidad de Valencia en base a 100 horas de entrevistas con protagonistas y testigos de aquel disparate llamado, según por quien, "batalla de Valencia", "lucha", "paliza" o (Burguera) "discreta masacre".

Hizo el rector la clásica alusión a la necesidad de recordar "pese a que los historiadores puedan alegar que ésta no es una buena crónica porque el periodo to...

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Alfons Cucó nos dejó, en Roig i blau, su visión de aquellos años en que tanto alcanzaría a virar el color dominante de la política valenciana. Ahora, Del roig al blau es un largometraje documental producido por la Universidad de Valencia en base a 100 horas de entrevistas con protagonistas y testigos de aquel disparate llamado, según por quien, "batalla de Valencia", "lucha", "paliza" o (Burguera) "discreta masacre".

Hizo el rector la clásica alusión a la necesidad de recordar "pese a que los historiadores puedan alegar que ésta no es una buena crónica porque el periodo todavía no se ha acabado" (¡y tanto que no!). La película posee múltiples virtudes, y una es haber nacido de la idea de un joven que no vivió aquellos tiempos (Albert Montón, coguionista junto con el director Llorenç Soler). Otra, el sentido del humor: un "patriota" confundiendo valencianismo acérrimo con cerril, la suciedad de la senyera que pendía de la Generalitat, la metáfora de los tanques catalanes avanzando por Puçol, Fuenteovejuna, la liberación de la mujer encarnada en las marías chillonas que capitaneaba Paquita la rebentaplenaris... hasta los intentos de auto-justificación por parte de las fuerzas de choque, que en cierto momento reconocen haberse sentido manipulados por los políticos... Del roig al blau presenta también, desde mi punto de vista, algunas carencias. Una es no haber dado la palabra a quienes vivieron la transición desde Alicante o Castellón, con lo que parece que, una vez más, Valencia se centra en su ombligo. Otra, que ciertos grupos de la "sociedad civil" habrían tenido algo que decir, mereciendo un hueco en el tupido plantel de políticos. También faltan mujeres, que haberlas las había, aunque no se las viera mucho.

Confío en una amplia difusión de la obra. Incluso en una posterior versión más didáctica, para la gente joven, que trate de explicarles porqué hoy los valencianos renqueamos en el "pelotón de los torpes". Fue ilustrativo, aunque deprimente, volver la vista atrás. Lo peor: ¿cómo deberíamos mirar hacia adelante? Sobre la traca final, oí esta desesperanzada conclusión: Quin país més trist.

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