LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO

Cuatro de los 24 etarras detenidos en 2005 tenían orden de matar antes del referéndum

Txeroki, jefe de la banda, escribe sobre una negociación con el Gobierno: "No hay nada"

La detención de dos comandos de ETA con órdenes de asesinar antes del referéndum del domingo y de cometer más atentados durante al menos un mes confirma que la banda, tras una cadena de atentados sin víctimas para "reacostumbrar" a los ciudadanos a sus crímenes tras el trauma generado por el 11-M, ha decidido volver a matar. Los documentos intervenidos a algunos de los 24 supuestos etarras detenidos este año en España y Francia apuntan a que la orden de matar fue cursada en enero, pero que los terroristas no la cumplieron porque pensaban que se estaba negociando con el Gobierno.

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La detención de dos comandos de ETA con órdenes de asesinar antes del referéndum del domingo y de cometer más atentados durante al menos un mes confirma que la banda, tras una cadena de atentados sin víctimas para "reacostumbrar" a los ciudadanos a sus crímenes tras el trauma generado por el 11-M, ha decidido volver a matar. Los documentos intervenidos a algunos de los 24 supuestos etarras detenidos este año en España y Francia apuntan a que la orden de matar fue cursada en enero, pero que los terroristas no la cumplieron porque pensaban que se estaba negociando con el Gobierno.

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ETA ha encajado en lo que va de año una serie de golpes en sus estructuras que han supuesto la detención de 24 personas, de las cuales la mayoría pertenecía al aparato de captación. No obstante, cuatro de ellos, arrestados entre el sábado pasado y ayer, formaban dos comandos que tenían la orden directa de matar ya a quien pudieran "para poner muertos sobre la mesa cuanto antes". Las dos últimas víctimas mortales de ETA son los policías Julián Embid Luna y Bonifacio Martín Hernando, asesinados con una bomba lapa en Sangüesa (Navarra), el 3 de mayo de 2003.

La Guardia Civil se incautó el sábado pasado en el registro de una casa de Basauri (Vizcaya), en la que vivía el supuesto fichado y a sueldo de ETA Javier Pérez Aldunate, de una carta datada en enero de Garikoitz Aspiazu, Txeroki, supuesto jefe de la banda, en la que escribe: "Quedamos en que si no cogíais nada gordo, les daríais a los uniformados, y teniendo en cuenta la situación política, las hostias que nos han dado, y que íbamos a hacer un año sin tirar a nadie, una ekintza [acción o atentado] vendría mejor que bien".

La orden recibida por Pérez Aldunate y también por Mikel Orbegozo y Sara Majarenas, detenidos ayer en Valencia, era la misma: atentar ya. Fuentes de la Comisaría General de Información aseguran que los dos terroristas tenían instrucciones para atentar antes del domingo y que estaban decididos a hacerlo de forma inminente, probablemente este mismo sábado. Los últimos detenidos entraron en España hace aproximadamente dos días con 20 folios de datos sobre más de 1.100 personas y otro tipo de objetivos, aunque con información poco elaborada.

Las instrucciones de los comandos consisten en permanecer en España al menos hasta el 19 de marzo. No obstante, Txeroki les autoriza a volver antes a Francia en el caso de que perpetren un atentado de importancia o maten "a un enemigo uniformado, da lo mismo qué uniforme y dónde (...). Los otros objetivos dejadlos para después de estar con nosotros", es decir, tras pasar al menos un mes escondidos en una casa de seguridad en Francia.

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Las nuevas células terroristas, además, han vuelto a romper el esquema tradicional de funcionamiento y de ubicación territorial. Los terroristas hacen ahora de todo: elaborar información sobre objetivos, que luego deben confirmar; crear infraestructura, en el caso de que sea posible; cometer el atentado y autoproporcionarse tanto la ruta de entrada en España como la de huida.

La itinerancia de los comandos ha quedado ya establecida como una de las normas de funcionamiento. El etarra detenido en Basauri, por ejemplo, recibió un encargo para preparar un atentado contra el Rey en Palma de Mallorca, pero también tenía fijados objetivos en las tres provincias vascas y en Madrid. Los arrestados en Valencia disponían de datos de políticos de las comunidades autónomas limítrofes.

El primer atentado mortal de ETA tras el 11-M, de haberse obedecido las instrucciones del jefe de ETA, tendría que haber sido cometido ya. Pero, al menos el detenido en Basauri, no cumplió porque entendió que la banda estaba negociando con el Gobierno y que un crimen podría frustrar esas conversaciones. Ésta fue la justificación que Pérez Aldunate le dio a su superior cuando éste le reprochó el que no hubiera matado a nadie. Txeroki le contestó: "Sobre el clima político: comprendo lo que me comentáis y que en consecuencia de eso no hayáis realizado ekintzas, pero aunque el ambiente esté enrarecido NO HAY NADA, y tenemos que poner muertos sobre la mesa cuanto antes". La banda ha mantenido una actividad criminal sin víctimas, pero desde su último atentado mortal ha colocado casi 60 bombas. ETA, no obstante, estuvo a punto de cobrarse sus primeras víctimas el pasado 18 de enero, cuando hizo explotar un coche bomba en Getxo (Vizcaya), cargado con 40 kilos de explosivos y gran cantidad de metralla.

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