Cuestión de prestigio
Berenice hace tres años que no ve a sus hijas. Están en Colombia, y ella lleva ese mismo tiempo en España. Aunque no ha dejado de trabajar un solo día, aún no tiene permiso de trabajo ni residencia. Andrea vino a estudiar desde Argentina hace seis años. Decidió quedarse y lleva tres años trabajando como ingeniera, aunque su empresa no puede contratarla porque no le dan permiso de trabajo. Ambas esperan poder regularizar su situación desde hace tiempo, esperan tener un permiso para seguir haciendo lo que ya hacen: trabajar. Esperan poder pagar sus impuestos, cotizar a la Seguridad Social... Dec...
Berenice hace tres años que no ve a sus hijas. Están en Colombia, y ella lleva ese mismo tiempo en España. Aunque no ha dejado de trabajar un solo día, aún no tiene permiso de trabajo ni residencia. Andrea vino a estudiar desde Argentina hace seis años. Decidió quedarse y lleva tres años trabajando como ingeniera, aunque su empresa no puede contratarla porque no le dan permiso de trabajo. Ambas esperan poder regularizar su situación desde hace tiempo, esperan tener un permiso para seguir haciendo lo que ya hacen: trabajar. Esperan poder pagar sus impuestos, cotizar a la Seguridad Social... Decenas de miles de personas tienen la misma esperanza puesta en el proceso de regularización que acaba de comenzar.
Sin embargo, Ángel Acebes ha dicho que con este proceso España ha perdido en Europa el prestigio que se había ganado con su política de inmigración. ¿Que haya un millón de personas trabajando sin papeles en España es el resultado de una política merecedora de prestigio? Y para seguir siendo admirados en toda Europa, qué le ofrece el señor Acebes a Berenice y a Andrea, ¿seguir como hasta ahora?, ¿expulsarlas?
Todo sea por el prestigio.