OPINIÓN DEL LECTOR

El viaje de Chaves

El viaje del presidente de Andalucía, Manuel Chaves, a tres países de Centroamérica y Caribe está siendo objeto de controversias y polémicas por parte de la oposición y de algunos medios de comunicación que pretenden hacer ver que esta actividad político-diplomática no es más que un viaje de placer. Sólo reseñar que son más de 30 horas las que pasa el presidente entre vuelos y esperas en aeropuertos, y que la agenda de reuniones y encuentros programada no le deja tiempo ni para tomar un respiro.

Pero lo importante de este viaje es que estamos hablando, en el caso de Honduras y El Salvad...

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El viaje del presidente de Andalucía, Manuel Chaves, a tres países de Centroamérica y Caribe está siendo objeto de controversias y polémicas por parte de la oposición y de algunos medios de comunicación que pretenden hacer ver que esta actividad político-diplomática no es más que un viaje de placer. Sólo reseñar que son más de 30 horas las que pasa el presidente entre vuelos y esperas en aeropuertos, y que la agenda de reuniones y encuentros programada no le deja tiempo ni para tomar un respiro.

Pero lo importante de este viaje es que estamos hablando, en el caso de Honduras y El Salvador, de países con democracias recientes a las que hay que cuidar y mimar, y cualquier gesto de apoyo político debe entenderse como un avance en el asentamiento y la estabilidad de esas democracias.

Son países que han sufrido catástrofes, como el huracán Mitch, que dejó destruidos y arrasados gran parte de éstos, y a los que hay que reconocer que están dando pasos agigantados por salir de la pobreza y el subdesarrollo.

La visita de Chaves también es un claro apoyo a pueblos hermanados por la lengua y por la cultura, con graves deficiencias económicas a los que a través de la cooperación internacional, los países europeos, con España a la cabeza, hay que tenderles la mano para que mejoren las condiciones de vida de millones de personas.

En el caso de Cuba, aún a sabiendas de la situación política por la que atraviesa, y precisamente por ello, no se le debe dar la espalda, sino por el contrario, contribuir a construir puentes para el entendimiento y, siguiendo el ejemplo de Europa, de normalizar las relaciones políticas y aportándoles experiencias de democratización de países que se han puesto como ejemplo de transición y cambio político.

Este viaje sirve, ante todo, para que no olvidemos que los andaluces, a través de nuestro presidente, tenemos una representación política digna y, como pueblo, también tenemos mucho que aportar y mucho que aprender de todos los pueblos.

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