Reportaje:TRAGEDIA EN CASTELLÓN

La 'muerte dulce' que no se huele

La mala combustión produce monóxido de carbono, un veneno incoloro e inodoro que adormece y puede matar en una hora

El monóxido de carbono (CO) es un producto de la combustión deficiente del butano, de cualquier otro hidrocarburo o de cualquier materia orgánica. Es sumamente tóxico, y una de la causas más comunes de envenenamiento por aparatos de combustión que funcionan defectuosamente, fueran los antiguos braseros o sean las estufas actuales. Los primeros síntomas -dolor de cabeza, fatiga, náuseas- ocurren ya a concentraciones tan bajas como 70 partes por millón. Por encima de 200 partes por millón, las personas que lo inhalan pueden perder el conocimiento. Una concentración del 1% en el aire suele ser mo...

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El monóxido de carbono (CO) es un producto de la combustión deficiente del butano, de cualquier otro hidrocarburo o de cualquier materia orgánica. Es sumamente tóxico, y una de la causas más comunes de envenenamiento por aparatos de combustión que funcionan defectuosamente, fueran los antiguos braseros o sean las estufas actuales. Los primeros síntomas -dolor de cabeza, fatiga, náuseas- ocurren ya a concentraciones tan bajas como 70 partes por millón. Por encima de 200 partes por millón, las personas que lo inhalan pueden perder el conocimiento. Una concentración del 1% en el aire suele ser mortal.

La hemoglobina es la molécula contenida en los glóbulos rojos que transporta el oxígeno desde los pulmones hasta los tejidos. La alta toxicidad del monóxido de carbono se debe a que tiene una afinidad por la hemoglobina 200 veces mayor que el oxígeno. Aunque la concentración en el aire sea muy baja, un gran número de moléculas de hemoglobina captan el monóxido de carbono en lugar del oxígeno. Cuando el 40% de las moléculas de hemoglobina están ocupadas por el monóxido de carbono, y pese a que el 60% restante sigue transportando oxígeno, la persona se aturde y es incapaz de pensar con claridad. Como comparación, un fumador de dos paquetes diarios tiene menos de un 10% de sus moléculas de hemoglobina saturadas con monóxido de carbono.

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El CO se mezcla bien con el aire, y ni se ve ni se huele. Hay detectores comerciales, pero la única precaución fiable es tener las estufas en buen estado de revisión, incuido el tubo de goma y las rejillas de ventilación de la habitación. Cuando la combustión es perfecta, y con oxígeno suficiente, el producto de la combustión del butano no es el monóxido de carbono (CO), sino el dióxido de carbono (CO2), que es un componente natural del aire.

Las intoxicaciones directas por butano son mucho más infrecuentes, y casi siempre causadas por su uso como droga recreativa. El butano puede llegar a causar la muerte al privar de oxígeno a la víctima, pero se necesitan concentraciones muy altas en comparación con las de monóxido de carbono, superiores al 15% en el aire. Sus primeros efectos son euforia, excitación, visión borrosa, nauseas, vómitos y tos. Cuando la cantidad de gas va aumentando, empieza a producir confusión, distorsiones de la percepción, alucinaciones y rigidez. Después empiezan a notarse los efectos en el sistema nervioso central y el corazón. La muerte puede sobrevenir por falta de oxígeno, inhibición de la contracción cardiaca o depresión respiratoria.

Los compuestos vendidos como butano contienen a veces una mezcla de otros gases como metano, etano, propano e isobutano.

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El tiempo de exposición mortal depende de la concentración del monóxido de carbono en el aire. Si el gas alcanza el nivel de 400 partes por millón, la vida peligra a las tres horas. Con una concentración de 1.600 partes por millón (es decir, 0,16%), la muerte suele sobrevenir en una hora. Un nivel del 1% en el aire es mortal en sólo un par de minutos. La situación es aún peor en personas con afecciones cardiacas, o con un mal estado general de salud.

Los síntomas iniciales, o los debidos a una exposición de bajo nivel pero sistemática, suelen consistir en dolor de cabeza, aturdimiento y náuseas, y no es infrecuente que se confundan con una vulgar gripe. Este error conduce a veces a diagnósticos equivocados o retrasados en el tiempo.

El forense José Antonio García Andrade explicó ayer que "se trata de una muerte muy dulce que no da sensación de ahogo ni de asfixia". Según sus datos, en la mayoría de los casos las víctimas no se percatan de lo que está ocurriendo y en el supuesto de que se den la inhalación les provoca una parálisis en las piernas "que les impide salir corriendo para buscar ayuda". La muerte dulce puede producirse mientras las personas duermen y, por lo tanto, fallecen sin despertarse. García Andrade alertó sobre los peligros de los escapes en los espacios cerrados y sin ventilación y, muy especialmente, en los cuartos de baño. Allí, la llama que produce la combustión puede apagarse debido al vapor del agua mientras el gas sigue saliendo.

El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, a su llegada al polideportivo de Todolella, donde se encontraban los familiares de las víctimas.CARLES FRANCESC

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