Las voces de Dalí

Entre la superabundante bibliografía producida a lo largo del daliniano 2004, pocas obras han contribuido a renovar, ampliar o inclusive variar las perspectivas de análisis de un personaje tan inusual. De entre éstas, cabe destacar la versión castellana del libro La vida pública de Salvador Dalí a través de sus mejores entrevistas, recopiladas por Ricard Mas, que acaba de publicar Parsifal Ediciones, que difiere de la catalana, aparecida en 2002, en dos entrevistas, una de J. J. Tharrats, su amigo y vecino, y otra de J. F. Fogel y J. L. Hue en la que, una vez más, Dalí hace alarde de su...

Entre la superabundante bibliografía producida a lo largo del daliniano 2004, pocas obras han contribuido a renovar, ampliar o inclusive variar las perspectivas de análisis de un personaje tan inusual. De entre éstas, cabe destacar la versión castellana del libro La vida pública de Salvador Dalí a través de sus mejores entrevistas, recopiladas por Ricard Mas, que acaba de publicar Parsifal Ediciones, que difiere de la catalana, aparecida en 2002, en dos entrevistas, una de J. J. Tharrats, su amigo y vecino, y otra de J. F. Fogel y J. L. Hue en la que, una vez más, Dalí hace alarde de sus intuiciones y conocimientos científicos.

Con esta publicación Ricard Mas (Sabadell, 1966), un joven historiador y crítico de arte que ha estudiado en profundidad nuestras vanguardias y que se ha especializado en la figura de Salvador Dalí (siguiendo el magisterio de su mentor Rafael Santos Torroella, a quien dedica, precisamente, esta obra), nos presenta el Dalí más agudo, ágil, fresco, directo, el Dalí que juega con el valor y la trascendencia de la respuestas, buscando la máxima fortuna mediática. Y es que, junto a su obra artística y literaria, Dalí siempre situó su vida pública, que iba creciendo a medida que su obra pictórica perdía fuerza innovadora. De manera que, en la vida de Salvador Dalí, las entrevistas no son una fruslería, sino algo decisivo para entender su pensamiento, la evolución de sus ideas, su estado de ánimo y la progresiva construcción del personaje que iba modelando con el paso de los años. Dalí siempre concedió entrevistas pero fue con su llegada a Estados Unidos que le tomó gusto a este género, consciente de que redundaba en su mayor proyección pública, ya que en la forma y en el fondo Dalí aspiraba a ser un superstar, lo que consiguió. Dalí no tenía pelos en la lengua y contestaba sin tapujos las más diversas cuestiones, pertenecieran al arte, la religión, el sexo, la política, la literatura, el cine... siempre con el deseo de incorporar su arte y la leyenda de su vida a la gran tradición de la historia del arte. Y nada de lo que dijo en sus entrevistas es gratuito, ni irrelevante, por esto hay que agradecer a Mas que tuviera la paciencia de rastrear todas las que le hicieron, en el Centre d'Estudis Dalinians de Figueres, así como otras fuentes, hasta seleccionar de entre los 20.000 dossieres de prensa que examinó, 35, realizadas entre 1928 y 1989 en las más diversas publicaciones de Europa y América, que ha ordenado cronológicamente y ha clasificado en cinco periodos introducidos por una sustanciosa síntesis biográfica. El resultado es impresionante, ya que han sido exhumadas entrevistas efectuadas por personalidades como Ernesto Giménez Caballero, Óscar Domínguez, Del Arco, Félix Ros, Selden Rodman, Lluís Permanyer, Melina Mercouri, Alain Bosquet, Antonio D. Olano, Carlos Sampelano, Santiago Amón, J. J. Tharrats, Ian Gibson...

unos entrevistadores nada comunes que nos ayudan a ir desgranando el multifacético y no siempre evidente mundo de Salvador Dalí, hasta demostrarnos que detrás del personaje histriónico, chancero y, en ocasiones, apayasado, hay un hombre sabio, astuto, con una gran curiosidad intelectual y cultural, un artista leído y viajado, que supo adaptarse a los tiempos con extrema habilidad. Es fascinante descubrir con qué pasión Dalí hablaba de los místicos españoles, de su devoción por Velázquez, del surrealismo y los surrealistas, de su amigo Picasso, de su desprecio por Le Corbusier, de su repugnancia por el erotismo, de su admiración por la ciencia y los científicos, de su pasión por Port-Lligat, de su pánico por la muerte, de su obcecación por el éxito y el dinero, de su gusto por la escritura... unas entrevistas que el paso de los años nos permite leer con mucha más serenidad y descubrir así que la pretendida "ceremonia de confusión" que promovió no era producto de un azar fortuito sino de "una mente muy bien construida", como la definió Josep Pla.