OPINIÓN DEL LECTOR

La inmigración del señor Romero

El portavoz municipal del PP en el ayuntamiento de Alicante, Pedro Romero, ha realizado unas declaraciones sobre la repercusión de la inmigración en nuestra ciudad, que me parecen desafortunadas, inverosímiles y carentes de veracidad. Podría basar esto, en las aportaciones beneficiosas que las personas procedentes de otros países suponen para nuestra sociedad (apuntalamiento de la Seguridad Social, crecimiento de la natalidad, enriquecimiento del patrimonio cultural...); sin embargo, estos hechos son tan evidentes y manifiestos que prefiero no redundar en ellos.

Quiero pensar que un exc...

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El portavoz municipal del PP en el ayuntamiento de Alicante, Pedro Romero, ha realizado unas declaraciones sobre la repercusión de la inmigración en nuestra ciudad, que me parecen desafortunadas, inverosímiles y carentes de veracidad. Podría basar esto, en las aportaciones beneficiosas que las personas procedentes de otros países suponen para nuestra sociedad (apuntalamiento de la Seguridad Social, crecimiento de la natalidad, enriquecimiento del patrimonio cultural...); sin embargo, estos hechos son tan evidentes y manifiestos que prefiero no redundar en ellos.

Quiero pensar que un exceso de trabajo le ha impedido a Romero llevar a cabo un estudio más detallado y pormenorizado de esta situación, de la que por contra debería ser buen conocedor por el cargo que ostenta; puesto que no encuentro justificación alguna a tan desdichadas acusaciones. Desde aquí les insto a él y a su grupo a que reflexionen hondamente y admitan que se han equivocado al expresar tan lacerantes manifestaciones. Como dice el viejo y extenso refranero popular, "rectificar es de sabios". De no producirse estas rectificaciones, me demostrarán que se hallan inmersos en un remoto pasado y viven de espaldas a una sociedad que felizmente se convierte cada vez en más diversa y plural. Recapaciten y sean humildes, todos se lo agradeceremos. Dejen a un lado de una vez por todas sus intereses políticos, y no aprovechen al colectivo más débil como chivo expiatorio de todos los males que nos asolan. Ése es el camino más fácil, pero a su vez el más injusto y execrable. Todos tenemos derecho a cometer errores, pero también la obligación y el deber de intentar subsanarlos.

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