"Sus lloros son mis sonrisas"

José Ignacio de Juana Chaos, nacido en Legazpia (Guipúzcoa) en 1955, está considerado uno de los etarras más sanguinarios y radicales. Nunca ha adjurado del terrorismo e incluso ha celebrado los asesinatos de ETA. Durante los juicios en los que se sentó en el banquillo, llegó a defender que ETA siempre intentara asesinar al mayor número de personas posible "porque es un bando en guerra".

De Juana ingresó en la Ertzaintza en 1979, pero en 1983 escapó a Francia tras ser relacionado con ETA. En 1985 se encuadró en el comando Madrid, con el que mató al coronel Vicente Romero y su con...

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José Ignacio de Juana Chaos, nacido en Legazpia (Guipúzcoa) en 1955, está considerado uno de los etarras más sanguinarios y radicales. Nunca ha adjurado del terrorismo e incluso ha celebrado los asesinatos de ETA. Durante los juicios en los que se sentó en el banquillo, llegó a defender que ETA siempre intentara asesinar al mayor número de personas posible "porque es un bando en guerra".

De Juana ingresó en la Ertzaintza en 1979, pero en 1983 escapó a Francia tras ser relacionado con ETA. En 1985 se encuadró en el comando Madrid, con el que mató al coronel Vicente Romero y su conductor; un artificiero que intentó desactivar una bomba trampa y al vicealmirante Fausto Escrigas. Ese mismo año asesinó a un ciudadano de EE UU durante un atentado contra un vehículo de la Guardia Civil. Al año siguiente, mató a cinco agentes del instituto armado con un coche bomba y asesinó a otros 12 con otro artefacto colocado en la plaza de la República Dominicana. Poco antes mató al comandante Ricardo Saéz de Ynestrillas, al coronel Carlos Vesteiro y al conductor Francisco Casillas. Fue detenido en 1987. Tres años después, ETA le montó una fuga en helicóptero desde una cárcel de Sevilla, pero el plan fue abortado.

Siempre ha estado considerado de los más duros entre los duros de ETA y en varias de sus comunicaciones intervenidas abogaba por mantener una fuerte espiral de violencia. De Juana solicitó por escrito al director de la cárcel de Melilla que le proporcionara una botella de champán francés, una tarta y un kilo de langostinos para celebrar la "jubilación forzosa del franquista antivasco" Tomás Caballero, portavoz municipal de UPN en Pamplona, asesinado en mayo de 1998. En marzo de ese año, se le intervino una carta donde mostraba su alegría por el asesinato en Sevilla de Alberto Jiménez Becerril y su esposa Ascensión García. "Sus lloros son mis sonrisas y terminaremos a carcajada limpia. Ahora están empezando a recoger el sufrimiento que desde hace décadas vienen repartiendo entre los presos, y eso que todavía seguimos siendo monjitas de la caridad".

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