Reportaje:

Nadar entre dos aguas

Borja Iradier, campeón de España de 50 y 100 metros braza, tuvo que salir de Euskadi para poder profesionalizarse

Han tenido que llegar los récords y las medallas para hacer patente que el exilio deportivo sigue vigente a todos los niveles. Borja Iradier armó la tremolina en los pasados Campeonatos de España en piscina corta, celebrados el pasado mes de diciembre en Valencia. Logró el oro en 50 y 100 metros braza y batió la plusmarca de esta última especialidad, que regía desde hacía 13 años, uno de los récords más longevos del cambiante mundo de la natación logrado por el catalán Ramón Camallonga. El deportista del Club Natación Iberdrola Zamora abría el podio y otro nadador, Javier Aguirre, del Valencia...

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Han tenido que llegar los récords y las medallas para hacer patente que el exilio deportivo sigue vigente a todos los niveles. Borja Iradier armó la tremolina en los pasados Campeonatos de España en piscina corta, celebrados el pasado mes de diciembre en Valencia. Logró el oro en 50 y 100 metros braza y batió la plusmarca de esta última especialidad, que regía desde hacía 13 años, uno de los récords más longevos del cambiante mundo de la natación logrado por el catalán Ramón Camallonga. El deportista del Club Natación Iberdrola Zamora abría el podio y otro nadador, Javier Aguirre, del Valenciano, lograba el bronce.

Todo resulta normal hasta que los carnets de identidad hacen brillar la realidad oculta. Borja y Javier son primos y naturales de Zarautz. Ambos son nadadores y, en ambos casos, han tenido que marcharse del País Vasco para poder luchar por el profesionalismo en una especialidad tan exigente. "Existen muy buenas infraestructuras para los nadadores jóvenes, con muchos equipos y entrenadores. El problema es que, cuando hay que dar el salto, no se puede en el País Vasco", resume Borja Iradier. "Si tuviésemos un centro de alto rendimiento, las cosas cambiarían totalmente", puntualiza.

Hasta los 15 años entrenó solo porque el club más cercano estaba a una hora

Él sabe lo que es el sufrimiento personal y la lucha individual. Se mantuvo sólo con su coraje hasta los 15 años. Ni equipo, ni técnico. Él y la piscina. "Entrenaba solo, sin entrenadores, porque el club más cercano a mi casa se encontraba a una hora de camino en coche, así que me tenía que tirar más tiempo de viaje que en el agua", asegura Iradier. Fueron tiempos duros. "Los chavales de mi edad explotaban y yo era de los últimos, siempre con malos tiempos", bromea.

Encontró equipo, entrenadores profesionales pulieron su estilo y, a partir de los 20 años, una edad muy tardía para un nadador, empezó la eclosión del zarauztarra. En ese momento decidió que la única salida para canalizar su mejoría era marcharse a un equipo serio, con presupuesto e instalaciones. El Zamora le abrió la puerta y los resultados llegaron por fin.

Además, el nadador tenía el camino un poco marcado. Su primo Javier ya había hecho las maletas un par de años antes para recalar en un club catalán y, posteriormente, en el Valenciano. "Si quieres ser profesional, no te queda más remedio que marcharte allá donde te garanticen que vas a tener una vida digna y oportunidades de mejorar", explica.

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Tras los pasados campeonatos de España, el nadador de Zarautz ha conseguido lo que tanto tiempo ha deseado. Ahora, en las dos disciplinas de 50 y 100 metros braza en piscina corta, su nombre brilla por duplicado en el panel de los récords. "Lo que pasa es que, como entreno en una piscina de 25 metros, he obtenido mejores resultados, pero estoy preparándome para piscina larga", comenta.

En verano tendrá la oportunidad de disputar los Campeonatos de Europa. "La Federación todavía no ha puesto las mínimas para llegar a los campeonatos, pero creo que podré estar, y después ya veremos", resume el nadador e incide en sus nuevos retos. "Para 2005 tengo que mantener lo que he logrado y, además, mejorar en la piscina de cincuenta metros".

Será de los pocos vascos que puedan intentarlo. Junto a su primo Javier, Paula Cervantes (Bidasoa XXI), Arantxa Ramos (Barakaldo), Enara Herrán (Judizmendi) o Jonathan Florencio (Barakaldo) conforman la elite de la natación de Euskadi.

"Ahora nos encontramos en una situación muy buena. Nos llevan a la selección, ganamos campeonatos... Tenemos cierto nombre. Hace unos años, el País Vasco era de las peores selecciones que te podías imaginar. Siempre en los últimos puestos de las clasificaciones", asegura jocoso. El abanderado de este momento tan dulce para la natación vasca tiene claro que la cantera es lo suficientemente grande como para ofrecer réditos en forma de medallas: "Hay que trabajar poco a poco, no querer sacar estrellas con 16 años, sino crear deportistas de primera línea con buenos entrenamientos, instalaciones, clubes...".

"Sabemos que somos un deporte minoritario, por eso sólo salimos públicamente cuando conseguimos medallas o récords. Si no, no existimos y ya estamos acostumbrados, por eso hay que ser fuertes y saber aguantar todo", concluye el zarauztarra.

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