El Oviedo, ahora en Tercera, sale del túnel al saldar casi toda su deuda

El Real Oviedo acaba de demostrar que es posible eliminar 30 millones de euros de deuda de un plumazo. La semana pasada, con la firma de un convenio con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social, el club asturiano finalizó el proceso de suspensión de pagos al que estaba sometido, lo que le permite sobrevivir. O, con más propiedad, malvivir, ya que todavía tiene pendientes 13 millones, adeudados a organismos públicos, todo un dineral para un club que pena por la Tercera División del fútbol español después de muchas temporadas en la Primera.

Entre el anuncio del alcalde de Oviedo, Gabi...

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El Real Oviedo acaba de demostrar que es posible eliminar 30 millones de euros de deuda de un plumazo. La semana pasada, con la firma de un convenio con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social, el club asturiano finalizó el proceso de suspensión de pagos al que estaba sometido, lo que le permite sobrevivir. O, con más propiedad, malvivir, ya que todavía tiene pendientes 13 millones, adeudados a organismos públicos, todo un dineral para un club que pena por la Tercera División del fútbol español después de muchas temporadas en la Primera.

Entre el anuncio del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo (Partido Popular), tras el descenso a Tercera -"el Real Oviedo ha muerto"- y el del presidente del club, Manuel Lafuente, ahora -"está salvado"- han pasado catorce meses de desánimos, dudas, conflictos, respuestas rabiosas de los aficionados y... un buen trabajo en los despachos que culminó con la firma del convenio de acreedores que rebajó la deuda de 42 a 13 millones.

Contra el asedio municipal

Tan difícil como llegar a un acuerdo con los acreedores fue para el Real Oviedo superar el cerco al que le sometió el Ayuntamiento. De Lorenzo quiso aprovechar la situación para saldar cuentas pendientes con los máximos accionistas del club, con los que mantenía divergencias pesonales y políticas. Así, tras no concederle margen de supervivencia, apoyó a un club alternativo, el Astur, al que le dio el nombre, Oviedo ACF, y los colores, camiseta azul y pantalón blanco, del que pretendía suplantar.

El asedio del regidor sirvió, sin embargo, como resorte para la respuesta popular, la de una afición que decidió ayudar al equipo como no ocurría en mucho tiempo; en concreto, desde el último ascenso a la máxima categoría, en 1988.

Mientras Oviedo se convertía en un campo de batalla a cuenta del fútbol, los abogados contratados por el club y los interventores judiciales intentaban convencer a los principales acreedores para reunir la deuda suficiente para aprobar un convenio al que tendrían que adherirse los demás.

En principio, la oferta del Real Oviedo pasaba por una quita del ochenta por ciento, pero, ante la cruda realidad de un club sin más ingresos que los de sus abonados, consiguió la cuadratura del círculo: los acreedores renunciaban a cobrar el ciento por ciento de la deuda a cambio de un porcentaje de los traspasos de sus futbolistas en los próximos veinte años.

Curiosamente, el primero en dar su conformidad fue Manuel Ruiz de Lopera, el presidente del Betis, al que el Oviedo adeuda, o adeudaba, tres millones por el traspaso del delantero ex internacional Oli, que en la actualidad milita en el Cádiz, líder de la Segunda División.

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