FÚTBOL | 16ª jornada de Liga

El Calderón despide con honores a Simeone

Fue un día redondo para los atléticos. Vestido de negro, con la cabeza semirrapada y las hendiduras que le marcan el rostro, Simeone parecía más duro que nunca en el día de su despedida entre vítores del Calderón. El estadio se encendió de tal modo con él que hasta retrasó el inicio del partido. Y Simeone, con sus tres hijos en el césped -el más pequeño en sus brazos y sus dos hijas de pie- y la grada prometiéndole amor para toda la vida, no lloró, aunque le costó trabajo contenerse.

Sus compañeros le rindieron tributo con una victoria sobre el Depor, entrando en puestos UEFA y dando sí...

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Fue un día redondo para los atléticos. Vestido de negro, con la cabeza semirrapada y las hendiduras que le marcan el rostro, Simeone parecía más duro que nunca en el día de su despedida entre vítores del Calderón. El estadio se encendió de tal modo con él que hasta retrasó el inicio del partido. Y Simeone, con sus tres hijos en el césped -el más pequeño en sus brazos y sus dos hijas de pie- y la grada prometiéndole amor para toda la vida, no lloró, aunque le costó trabajo contenerse.

Sus compañeros le rindieron tributo con una victoria sobre el Depor, entrando en puestos UEFA y dando síntomas de una progresión en su estilo. "Poco a poco, este equipo va creciendo, antes jugábamos un rato bien, otro regular... Ya no lo hacemos a ratos, como ocurría hasta ahora", afirmó César Ferrando, satisfecho por el partido "en el que hemos desarrollado un ritmo más alto y continuo de la temporada". Mientras, Jabo Irureta tiraba del sarcasmo para afrontar su segunda derrota fuera de A Coruña: "¿Qué pasa, que el Atlético es un equipo débil?", protestaba. "El Atlético está sacando los puntos de casa. Hoy [por ayer] lo ha hecho porque le ha dado agresividad a su juego y ha aprovechado un error nuestro", insistió. Las quejas del técnico vasco tenían su lógica: el Atlético no pierde en su estadio desde el 16 de mayo ante el Zaragoza (1-2).

Antonio López, autor del único gol presenciado anoche en la ribera del Manzanares, eufórico además por anotar su primer tanto como rojiblanco y por adueñarse un poquito más de la banda izquierda, se lo brindó a Simeone, tal y como exigían los cánones. "¿Cómo no se lo iba a dedicar, si se me han puesto los pelos de punta durante el homenaje?".

Ante 40.000 incondicionales, el presidente, Enrique Cerezo, le impuso al Cholo la insignia de honor del club, y el jugador dio su última patada en el Calderón con un saque simbólico. "Había que despedirle como se merece... y que sepa que las puertas quedan abiertas", recalcó el dirigente. Mientras, las pancartas asomaban por todo el estadio: "Cholo, único", "Diego Pablo, el Calderón te ama", "Ojalá Dios te devuelva todo lo que nos has dado ...". "Ha sido espectacular", dijo el ovacionado en el descanso, ya digerida la emoción.

Simeone espera retornar algún día al Atlético como entrenador. Sería la prolongación del indestructible idilio entre una afición y un jugador que siempre conectó muy bien con los resortes emocionales del club. A buen seguro que sus compañeros, concentrados desde el término del encuentro -mañana juegan en terreno del Betis- ya le extrañan. "A ver si rompemos la racha fuera de casa, le dedicamos la victoria en Sevilla y disfrutamos de unas buenas Navidades", proclamó Antonio López.

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