"Para los empresarios, sólo somos números"

Como para confirmar la falta de rentabilidad que ha motivado a sus dueños a cerrarlos y venderlos, en la primera sesión de ayer, cuatro espectadores acudieron al Victoria y dos al Astoria. Juan Ángel Requena, albaceteño de 21 años, fue uno de ellos. "Cuando vine a Málaga, hace unos meses, creía que había mucha cultura, por el Festival de Cine, y que la gente respondía. Pero he estado solo en la sala muchas veces", dice. Gregorio, de 63 años, y Dolores, de 56, entraron ayer "como homenaje, por ser el último día", aunque creen que "el cierre se impone, si no renta".

Los propietarios desde...

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Como para confirmar la falta de rentabilidad que ha motivado a sus dueños a cerrarlos y venderlos, en la primera sesión de ayer, cuatro espectadores acudieron al Victoria y dos al Astoria. Juan Ángel Requena, albaceteño de 21 años, fue uno de ellos. "Cuando vine a Málaga, hace unos meses, creía que había mucha cultura, por el Festival de Cine, y que la gente respondía. Pero he estado solo en la sala muchas veces", dice. Gregorio, de 63 años, y Dolores, de 56, entraron ayer "como homenaje, por ser el último día", aunque creen que "el cierre se impone, si no renta".

Los propietarios desde 1985 de las dos salas han sido los hermanos Hernández, de Sevilla, dueños de la empresa Unión Cine Ciudad, con 35 cines en toda España, como los multicines Rosaleda y el Andalucía, en Málaga. Han vendido el Astoria y el Victoria a la sociedad granadina Fuente Santa Clara, por unos diez millones de euros, para construir viviendas, oficinas y locales comerciales.

Los trabajadores, que alaban la amistad que les une, achacan a los hermanos Hernández su frialdad empresarial, en contraste con los anteriores propietarios, la familia Moreno, que aún reside en los pisos que hay encima de los cines, y que tenían un contacto diario con los trabajadores. "Para ellos somos números", opina Loli, la taquillera, de sus últimos empleadores.

Ante a la escasa indemnización ofrecida, los trabajadores en plantilla demandarán a la empresa por despido improcedente. Mientras, seis de los siete eventuales han denunciado ante la inspección de trabajo el fraude de ley que supone que algunos estuvieran años con contratos mensuales, a través de empresas de trabajo temporal (ETT). Como Francisco Javier Vargas, operador de 27 años, que ha estado 10 años así. O Juan Francisco Fernández, de 37, que ha estado cuatro años y medio, y que cree que con los cines "se va un trocito de la historia de Málaga".

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