Tribuna:

Centrados en las personas

El Partido Popular de Cataluña celebró los días 26 y 27 de noviembre su XI Congreso en Sitges. En esta cita se discutió, entre otras, la ponencia programática que he tenido el honor de dirigir, y que ha de ser el marco estratégico en el que se desarrollarán las propuestas del programa electoral que ofreceremos a los ciudadanos de Cataluña en los próximos comicios autonómicos.

El espíritu positivo de nuestras propuestas que subyace en la ponencia ha servido para constatar -una vez más- la doble anomalía de la política catalana, a la que quisiéramos poner fin desde el PPC.

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El Partido Popular de Cataluña celebró los días 26 y 27 de noviembre su XI Congreso en Sitges. En esta cita se discutió, entre otras, la ponencia programática que he tenido el honor de dirigir, y que ha de ser el marco estratégico en el que se desarrollarán las propuestas del programa electoral que ofreceremos a los ciudadanos de Cataluña en los próximos comicios autonómicos.

El espíritu positivo de nuestras propuestas que subyace en la ponencia ha servido para constatar -una vez más- la doble anomalía de la política catalana, a la que quisiéramos poner fin desde el PPC.

La primera anomalía es la agenda política del resto de formaciones, preocupante en el caso de las que gobiernan. Dado que el tiempo y las energías son un recurso limitado -también entre los políticos-, es fácil entender que cuando todos los discursos y la mayoría de acciones se centran en cuestiones identitarias, se marginan otros asuntos que, siendo menos emocionales, influyen decisivamente en la vida cotidiana de las personas. No hay en Cataluña un debate abierto -sólo el PPC lo propugna- que sitúe la actividad política en torno a la sanidad, la educación, la inmigración, el trabajo, los impuestos, etcétera.

La segunda disfunción es que todos los partidos que gobiernan o han gobernado en Cataluña rehúyen la responsabilidad derivada de su propia acción de gobierno. Parapetados detrás del argumento de la supuesta falta de recursos por culpa ajena (la entelequia de Madrid, se entiende), los programas son olvidados y enterrados. Tampoco se aceptan consideraciones críticas porque la culpa no es nunca del que gestiona, sino de una constelación de circunstancias que impiden hacer las cosas mejor.

En el congreso, y a través de la ponencia programática, el PPC reivindicó la necesidad de poner fin a esa doble anomalía reafirmándose en los ejes tradicionales que guían nuestra actividad política: mantenernos centrados en la búsqueda de soluciones a los problemas reales que afectan a las personas y considerar nuestras propuestas como un contrato con los ciudadanos de Cataluña y, por tanto, de obligado y estricto cumplimiento.

Nuestras propuestas giran en torno a cuatro grandes bloques que, a nuestro criterio, son el pal de paller para vertebrar una sociedad que sepa aprovechar las oportunidades y hacer frente a las incertidumbres propias de nuestra época: desarrollo económico, formación, políticas sociales y administración pública.

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Para el PPC, Cataluña tiene una ciudadanía madura y mayor de edad que no precisa dirigismo e intervencionismo por parte del Gobierno, sino que le exige eficacia, soluciones y que escuche a las personas. Por ello, en nuestras propuestas programáticas, las necesidades de las personas tienen un papel central.

Tenemos claro el objetivo: una Cataluña formada, y en consecuencia puntera y competitiva; una Cataluña emprendedora e innovadora, motor económico y de crecimiento; una Cataluña integradora, sin que nadie quede excluido por motivos sociales, generacionales, culturales o geográficos, y una Cataluña segura, en la que se fomente la convivencia y el respeto de los derechos y libertades individuales y colectivos.

Queremos, en definitiva, que el individuo y la sociedad -y por tanto también sus necesidades- recuperen el protagonismo en la esfera de la vida pública y que el Gobierno colabore fijando un marco de estabilidad y normalidad que permita multiplicar todo el potencial que atesora cada ciudadano, y que lleva mucho tiempo -demasiado- sepultado por el peso insoportable de los debates ficticios.

Susanna Bouis es miembro de la ejecutiva del Partido Popular de Cataluña.

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