Columna

El conflicto

El conseller Pons declara que queda inaugurado el conflicto lingüístico. ¡Albricias! Ya tenemos entretenimiento, una vez más, para distraer al personal. Con las arcas de la Generalitat vacías, sin fondos para llevar a cabo su programa político, y ante la amenaza de la pesta blava, como diría Vicent Bello, nuestros políticos han de marear la perdiz lingüística. A falta de pan, buenas son tortas. Y a repartir tortas se ha dedicado el conseller Pons. Las primeras, dirigidas al presidente Zapatero. Según nuestro conseller, Zapatero está engañando al pueblo valenc...

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El conseller Pons declara que queda inaugurado el conflicto lingüístico. ¡Albricias! Ya tenemos entretenimiento, una vez más, para distraer al personal. Con las arcas de la Generalitat vacías, sin fondos para llevar a cabo su programa político, y ante la amenaza de la pesta blava, como diría Vicent Bello, nuestros políticos han de marear la perdiz lingüística. A falta de pan, buenas son tortas. Y a repartir tortas se ha dedicado el conseller Pons. Las primeras, dirigidas al presidente Zapatero. Según nuestro conseller, Zapatero está engañando al pueblo valenciano porque, en el memorándum que el Gobierno español presentará en Bruselas referente a las traducciones de la Constitución europea, se dice que la nuestra está en catalán, aunque "en la Comunidad Valenciana se denomina valenciano". ¿Y qué dice el Diccionario de la Real Academia Española (RAE)? Dice lo siguiente: "Valenciano: variedad del catalán que se habla en el antiguo reino de Valencia y se siente allí comúnmente como lengua propia". En todo caso, señor Pons, quien estará engañando a los valencianos será la RAE, no el presidente Zapatero, puesto que el memorándum del Gobierno español dice lo que dice la Real Academia: que lo que hablamos los ciudadanos de esta Comunidad se llama "valenciano". Lo dice el memorándum citado, lo dice la RAE y lo dice el artículo 7 de nuestro Estatuto. Lo que no le gusta al conseller, por lo visto, es la referencia al catalán. No quiere que se reconozca la unidad lingüística. Y piensa adoptar medidas jurídicas para impedirlo. De ser así, contra quien debería dirigir las demandas es contra la RAE, no contra el Gobierno, que no hace sino acatar lo que dice la autoridad académica. Sería lo lógico. Pero en esto de la lengua no nos movemos en el terreno de la lógica sino de la irracionalidad. Pons sabe, perfectamente, que la lengua es una. Como lo sabe Camps. Pero le tienen miedo a la pesta blava, que ha vuelto a hacer acto de presencia de la mano de un tal Sentandreu, escoltado por la extrema derecha como guardia pretoriana. No quieren perder la mayoría absoluta en unas próximas elecciones. Y entran en la irracionalidad de la pesta blava. ¡Patético!

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