Tribuna:TELEMADRID, A DEBATE

Los enemigos de la televisión pública

El autor afirma que el endeudamiento de Telemadrid ha aumentado un 22% este año y que el ente público contrata con productoras dirigidas por ex directivos de TVE.

Vaya por delante mi apoyo decidido a una televisión pública fuerte y mi absoluta convicción de su necesidad y razón de ser. Pero no es un apoyo acrítico a cualquier cosa que lleve el rótulo de "público" sino un apoyo exigente. Quiero un servicio público de calidad, independiente, formativo, con estabilidad financiera, riguroso en el gasto, transparente en la gestión y respetuoso con los principios de pluralismo y neutralidad.

No confundamos, pues, a los críticos con los enemigos de la televisión pública. Hoy se alzan multitud de voces críticas hacia los medios públicos, generalmente pro...

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Vaya por delante mi apoyo decidido a una televisión pública fuerte y mi absoluta convicción de su necesidad y razón de ser. Pero no es un apoyo acrítico a cualquier cosa que lleve el rótulo de "público" sino un apoyo exigente. Quiero un servicio público de calidad, independiente, formativo, con estabilidad financiera, riguroso en el gasto, transparente en la gestión y respetuoso con los principios de pluralismo y neutralidad.

No confundamos, pues, a los críticos con los enemigos de la televisión pública. Hoy se alzan multitud de voces críticas hacia los medios públicos, generalmente procedentes del sector privado, pero la mayoría de ellas no postulan su desaparición, ven necesaria su continuidad. Las discrepancias surgen al concretar su dimensión, papel o fuente de ingresos. Este será un asunto que el "Comité de Expertos" deberá resolver.

"Los informativos de la cadena han tomado el triste relevo de la TVE de la anterior legislatura"

Los principales enemigos de la televisión pública están en otro sitio, están dentro. Esencialmente los que, asumiendo la máxima responsabilidad de un medio público, practican una política de manipulación informativa, gasto desmedido y contrataciones millonarias de "afines" o de empresas de amigos bien relacionados. Porque dan argumentos a los detractores. Esta actitud se vuelve irritante cuando, envolviéndose en la bandera de la institución, acusan a los críticos de querer "cargarse" lo público.

Hace algunos días en este periódico se publicó una elocuente información sobre la, en mi opinión, desastrosa gestión en Telemadrid. Al día siguiente un artículo del Director General del Ente, Manuel Soriano, titulado Telemadrid, un modelo de calidad y transparencia, criticaba la información y defendía su actuación al frente de la cadena.

En él se decía que la intención de su equipo había sido "trabajar desde el primer momento para que Telemadrid fuera incompatible con la manipulación informativa y la telebasura". Cuesta creer esta voluntad a la luz de los informativos de la cadena autonómica (que han tomado el triste relevo de la TVE de la anterior legislatura), con unos índices desconocidos de manipulación y sectarismo. Por cierto, denunciado por los propios trabajadores. Y es que la manipulación informativa también es telebasura.

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Por otra parte, resulta cuanto menos una ironía escudarse en la audiencia para avalar su gestión cuando Telemadrid ha cosechado los datos de audiencia más bajos desde hace diez años y los nuevos programas de la parrilla están por debajo de la media de la cadena. Telemadrid es hoy la televisión con menor share de todas las autonómicas. Soy de la opinión de que no se deben sacralizar las audiencias. Lo importante en un medio público es el servicio que presta y la calidad de la programación. Pero también creo que no se puede utilizar un argumento y su contrario según convenga. Por coherencia.

Lo que Soriano llama "medias verdades o falsedades enteras, propias de una labor intoxicadora al servicio de espurios intereses políticos o muy particulares" son verdades tan grandes como puños. Por ejemplo, que ha solicitado al Gobierno de la Comunidad una aportación extraordinaria de 10,2 millones de euros para equilibrar el presupuesto de este ejercicio; que para 2005 ha pedido casi 70 millones de euros, un 10% más que este año, y que las pérdidas previstas se sitúan en cinco millones de euros.

Tampoco tiene consistencia la comparación con la salud económica de otras cadenas autonómicas. Primero, porque son realidades distintas ya que Telemadrid opera en un territorio reducido y con un mercado publicitario más atractivo y potencialmente más caro y, segundo, porque los malos datos de otros no avalan los incrementos injustificados de gasto. Además, Telemadrid tiene una de las mayores deudas acumuladas de los canales autonómicos (191 millones de euros), lo que genera unos gastos financieros próximos a 5 millones de euros al año.

A 31 de octubre el endeudamiento de la cadena supera en un 8% los cálculos presupuestarios y supone un 22% más que el año pasado.

Sí estoy de acuerdo, en cambio, en que la "nueva programación ha tenido un indudable impacto presupuestario". Como lo ha tenido la política de contrataciones en Informativos, ya sea con contratos millonarios poco rentables; con contratos en precario que han duplicado la estructura orgánica de los informativos para reforzar el control político; o con contratos a tertulianos en teoría para "ampliar la pluralidad de opiniones", en la práctica para reforzar las tesis favorables a la señora Aguirre.

Es cuestionable la afirmación de que la "programación comercial al uso realizada con un presupuesto congelado" sea más barata que una supuesta programación de calidad. ¿Cuáles son esos "elementos de calidad" que han encarecido los nuevos productos? Llamo, en cambio, la atención sobre las nuevas contrataciones con productoras que tienen en su accionariado al ex ministro portavoz y ex director general de RTVE, Pio Cabanillas o al ex-director de TVE, Jorge Sánchez Gallo, que han sido realizadas precisamente por el hoy director de Telemadrid y ex-director de TVE (sustituto en su día de Sánchez Gallo) Martín Vizcaíno. Por cierto no son los únicos "ex-directivos" de TVE de la época del PP que han acabado en Telemadrid.

Y para pagar todo esto se pide a la Comunidad un aumento del contrato programa en un 9% y se presupuesta un 3% más en ingresos publicitarios para el año que viene. Como justificación se dice que en los años anteriores no se subió el IPC en el contrato programa y que los ingresos publicitarios a 30 de septiembre han aumentado un 2,1% con respecto al ejercicio pasado. Sin embargo, se omite que eso se debe a que se ha bajado en casi dos puntos el precio medio por segundo de anuncio y se ha aumentado en un punto la saturación publicitaria en relación al 2003.

Creo que en estos meses se han cometido demasiados errores. Son humanos, es cierto, la tarea es difícil y son tiempos convulsos. Se esta a tiempo de rectificar. Se trata de gastar menos y mejor, de ofrecer unos informativos plurales, de actuar con transparencia en la contratación y no de anatematizar al crítico, dar a los madrileños "gato por liebre" y negar la mayor.

Miguel Ángel Sacaluga es secretario de Comunicación del Partido Socialista de Madrid

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