"Nadie me dijo que tenía derecho a reclamar"

"Lo he pregonado a izquierda y derecha, arriba y abajo durante ocho años. La verdad cae por su propio peso, pero cuando dices la verdad y te tratan como si no fuera persona, no sabes la humillación que se siente", dice entre lágrimas Emilia, que intenta describir la "amargura interminable" que siente. "No es un triunfo", opina de que al fin unos papeles parecen darle la razón. "Cuando se dieron cuenta de que había pruebas suficientes, pusieron en libertad a Lolo, pero a mí nadie me dijo que tenía derecho a reclamar".

Esta mujer, de unos 45 años, que ha criado sola a sus cinco hijos y ha...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

"Lo he pregonado a izquierda y derecha, arriba y abajo durante ocho años. La verdad cae por su propio peso, pero cuando dices la verdad y te tratan como si no fuera persona, no sabes la humillación que se siente", dice entre lágrimas Emilia, que intenta describir la "amargura interminable" que siente. "No es un triunfo", opina de que al fin unos papeles parecen darle la razón. "Cuando se dieron cuenta de que había pruebas suficientes, pusieron en libertad a Lolo, pero a mí nadie me dijo que tenía derecho a reclamar".

Esta mujer, de unos 45 años, que ha criado sola a sus cinco hijos y ha movido cielo y tierra para sacar a Lolo de cada nuevo embrollo judicial, denuncia el racismo que ha sufrido por ser gitana. "Por supuesto que me han hecho menos caso por eso", asegura. Emilia quiere agradecer públicamente a todos los que la han creído "pese a ser gitana", entre los que se encuentran miembros de la judicatura o del PSOE y de IU.

Lolo, casado y con dos niños de 7 y 8 años, ve cierta luz ahora que los papeles demuestran que ha sufrido un error. "Te da un pequeño alivio, pero sigo con el miedo de que me llamen cualquier día, y me perjudica en el trabajo y psicológicamente", dice. Las ausencias para comparecer cuando es citado o para ver a su abogado no son bien vistas en la subcontrata donde trabaja.

Además, el calvario que han sufrido él y su familia en los últimos ocho años hace que reaccionen con nerviosismo ante cualquier llamada en la que suenen las palabras policía o juzgado. La buena noticia de que su abogado tenía entre manos un expediente que demostraba los errores sufridos por Lolo fue acogida por Emilia como un mazazo, porque al principio no lo entendió y creyó que su hijo había vuelto a ser citado ante la justicia por error.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Sobre la firma

Archivado En