Entrevista:JOSÉ ELORRIETA | Secretario general del sindicato ELA

"El intento de recortar conquistas sociales es una cuestión de relación de fuerzas"

José Elorrieta (Loiu, 1950) comienza hoy en el undécimo congreso de ELA, los últimos cuatro años de su larga etapa al frente del sindicato nacionalista. El secretario general de la central hegemónica en Euskadi (suma más del 40% de representación) considera que la captación de 16.000 nuevos afiliados en el último cuatrienio ratifica, hasta alcanzar la cifra de 104.000 cotizantes, ratifica la estrategia de confrontación practicada en la negociación colectiva.

Pregunta.
Va a ser difícil imaginarle fuera de la escena después de los próximos cuatro años. ¿A qué se dedicará después?...

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José Elorrieta (Loiu, 1950) comienza hoy en el undécimo congreso de ELA, los últimos cuatro años de su larga etapa al frente del sindicato nacionalista. El secretario general de la central hegemónica en Euskadi (suma más del 40% de representación) considera que la captación de 16.000 nuevos afiliados en el último cuatrienio ratifica, hasta alcanzar la cifra de 104.000 cotizantes, ratifica la estrategia de confrontación practicada en la negociación colectiva.

Pregunta.Va a ser difícil imaginarle fuera de la escena después de los próximos cuatro años. ¿A qué se dedicará después?

Respuesta. Lo que sí se es lo que no voy a hacer. A los 58 voy a dejar de ser sindicalista en activo. Hay una norma en ELA que es que a la gente que está en el sindicato hay que dejarla trabajar; es decir, que cuando te retiras, lo haces con todas las consecuencias.

"Sólo con caja de resistencia no se puede plantear un sindicalismo de contrapoder"
"No hemos perdido el realismo, pero no aceptamos que nos lo marque la patronal o el Gobierno"

P. ¿Tiene ya en la cabeza quién es su delfín?

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R. Eso da mucho morbo, pero no. Hemos creado una determinada forma de actuar internamente, y no hay que pensar que todo está atado y muy atado. Se ha interiorizado una dinámica y una cultura participativas que va a evitar cambios bruscos en la organización.

P. ¿La elección de Adolfo Muñoz como responsable de negociación colectiva, un área esencial en ELA, le sitúa en la carrera hacia la secretaría general?

R. No. De la ejecutiva salen tres pesos pesados, y entran tres personas nuevas, con un recorrido en la organización de algunos años. Txiki [Adolfo Muñoz] es uno de los que tiene mucho recorrido. Es liberado desde 1989, fue secretario del Metal, ha estado al frente de una comarcal, de la federación de Servicios Públicos. Es una persona potente, pero su designación no tiene más lectura que esa, la de hacer un equipo más potente.

P. Algunos ven en los cinco cambios introducidos en la nueva ejecutiva una rectificación con respecto a la anterior.

R. No. Reponden, en parte, a un proceso de renovación que se pacta en 1999, y se está haciendo a un ritmo razonable. Las claves de los cambios no responden a correcciones en ningún área. La negociación colectiva es responsabilidad colectiva y no va a haber corrección de línea. Habrá cosas que nos han salido bien y otras peor, pero es un trabajo colectivo. En cuatro años hemos convocado 422 huelgas de empresa, eso significa un nivel de tensión muy alto. Además, hemos crecido un 16% en afiliación, y una auditoría vincula parte de ese crecimiento al modelo de sindicalismo que hacemos.

P. ¿Esa auditoría dice en qué sectores y zonas han subido y en cuáles han bajado de afiliación?

R. Voy a responder a la contra. Más del 40% de los afiliados que tenemos no estaban en ELA en enero de 2000. Se han afiliado sobre todo jóvenes y mujeres. ¿Porqué? Porque somos muy visibles en la acción sindical, en el ámbito local y en el de empresa.

P. Se critica a ELA por practicar un sindicalismo más dirigido a afianzar su posición hegemónica que a obtener mejoras para el conjunto de los trabajadores.

R. Se dice, sí. Pero la realidad es que la mitad de la población asalariada ocupada está en condiciones de precariedad o bien sus condiciones laborales son discriminatorias. La pregunta es: si está creciendo la economía, y sucede esto, es que falla el mecanismo de distribución.

P. Y la respuesta de ELA ha sido un sindicalismo de choque.

R. Yo me pregunto cuál es mi papel, y lo que me toca es, en la medida de mis posibilidades, organizar a la gente para que esté en condiciones de corregir esta situación. Eso es lo que, con resultados desiguales, tratamos de llevar a la práctica. Corregir ese concepto neoliberal en el que el crecimiento de la economía y de los beneficios es divergente de la distribución de esa riqueza.

P. ¿No iba a contracorrientela apuesta de ELA por las 35 horas y la subida salarial , cuando en Europa se hablaba de competividad y flexibilidad?

R. En Alemania, con el chantaje de las deslocalizaciones, ya se está planteando el fracaso de las 35 horas, que al sindicalismo alemán le costó muchísimo conseguir. Lo que se quiere transmitir desde la patronal es que los ajustes son debidos a problemas de productividad. Pero no, que se intente rebajar conquistas sindicales es una cuestión de correlación de fuerzas. El peso que tienen los costes laborales en un sector industrial no intensivo en mano de obra es claramente inferior al 20%; no es determinante para que una empresa venga o se marche. Eso se utiliza para meter miedo, porque la gente no quiere perder el empleo.

P. ¿No es un poco ilusorio intentar afrontar los desafíos de la globalización solos, sin ensayar una respuesta con todos los sindicatos?

R. A nosotros nos gustaría una alianza más amplia entre los sindicatos.

P. Pero se percibe una estrategia para ir solos.

R. Lo que hay que preguntarse es, ¿alianza para qué? Nosotros respondemos que para hacer frente a este mercado laboral deteriorado, a la privatización de servicios públicos, a las subcontratas, a las dobles escales salariales... La cosa es muy sencilla: o te organizas para luchar o te utilizan; o te organizas para la lucha, o te barren.

P. La patronal reprocha a ELA el radicalismo que ha mostrado en los últimos años.

R. No hemos perdido el sentido de la realidad, pero pretendemos que el realismo no nos lo marque la patronal o el Gobierno. Tenemos que usar nuestras armas.

P. ¿Los problemas que ha apuntado en la negociación colectiva con LAB vienen de que el sindicato de Rafa Díez Usabiaga no puede llegar tan lejos como ELA en la confrontación?

R. Por no especular, para este año teníamos un acuerdo de negociación colectiva, y el acuerdo ha hecho crisis en la gestión. Para nosotros, el modelo de sindicalismo de contrapoder significa tener a tus cuadros con un nivel de presión mental y práctica de gran intensidad en los conflictos. Se dice que aguantamos porque tenemos caja de resistencia, pero sólo con la caja no se puede plantear esta dinámica.

P. Pero a ELA se le acusa también de ir más allá de lo sindical. Lo ha dicho la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia.

R. Nosotros hacemos fundamentalmente acción sindical. Pero si los políticos pretenden tener el monopolio de la acción política, sobre todo desde el punto de vista social, pues están muy equivocados. Yo entiendo que una vicelehendakari que cierra los Presupuestos con superávit todos los años, que pacta con las minorías sindicales [el convenio del sector público de 2004] y además tiene una Administración opaca es una neoliberal de tomo y lomo.

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