Mercedes, oscuro objeto de deseo

Mala suerte la de Jürgen E. Schrempp, de 60 años, el jefe supremo del consorcio automovilístico DaimlerChrisler, que produce esos coches de lujo alemanes con la estrella sobre el capó, oscuro objeto del deseo de muchas generaciones de trabajadores emigrantes en Alemania que soñaban con regresar a sus pueblos de vacaciones a bordo de uno de esos vehículos. Schrempp ha dado que hablar con frecuencia en los últimos tiempos en las páginas económicas de la prensa seria alemana por culpa de las crisis de la empresa que preside. Ahora el motivo es menor, pero ha merecido honores de primera pla...

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Mala suerte la de Jürgen E. Schrempp, de 60 años, el jefe supremo del consorcio automovilístico DaimlerChrisler, que produce esos coches de lujo alemanes con la estrella sobre el capó, oscuro objeto del deseo de muchas generaciones de trabajadores emigrantes en Alemania que soñaban con regresar a sus pueblos de vacaciones a bordo de uno de esos vehículos. Schrempp ha dado que hablar con frecuencia en los últimos tiempos en las páginas económicas de la prensa seria alemana por culpa de las crisis de la empresa que preside. Ahora el motivo es menor, pero ha merecido honores de primera plana en la amarilla, por ejemplo, del Bild Zeitung, que titulaba ayer: "A Schrempp, el jefe de Daimler, le roban el Mercedes 600". Todo aconteció en Stuttgart, la sede alemana del consorcio. Al volante de su carroza, valorada en 800.000 euros, con 500 caballos de potencia y todos los extras imaginables, Schrempp tenía prisa para llegar a una cita y lo dejó aparcado sin más en la acera. Visto y no visto. En menos de veinte minutos el lujoso vehículo desapareció como si se lo hubiese tragado la tierra. Todo parece indicar que la mafia rusa o de algún otro país del este de Europa, especializada en el robo de este tipo de coches, se apoderó de él. La policía supone que los ladrones cargaron en un santiamén las 3,5 toneladas que pesaba sobre un vehículo de transporte. Ahora el coche robado tal vez se encuentre ya al otro lado de lo que en su día se llamó el telón de acero. Desde hace tres semanas la policía busca en vano, a pesar de que entre los innumerables extras del coche de superlujo contaba con un artilugio que emite ondas y permite localizarlo por el sistema de búsqueda GPS. Así encontraron hace dos semanas el Mercedes 600 de la alcaldesa de Francfort, Petra Roth. Con Schrempp, el sistema no ha funcionado. La policía supone que los cacos aprendieron la lección y ya han arrancado los cables del sistema que permite localizar el coche. Sin duda, algún pez gordo, más o menos mafioso, se siente como un rey a bordo del Mercedes de Schrempp.

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