Crítica:II MOSTRA PORTUGUESA

Por la belleza

El violín y el piano evocan al Sakamoto de bandas sonoras como El cielo protector o Tacones lejanos. Es Cinema, la obra instrumental que abrió el concierto de Rodrigo Leão y da título a su reciente disco. La música del portugués ha sido siempre muy cinematográfica, ya desde los lejanos tiempos rockeros de Sétima Legião, así que llegar a Cinema era sólo cuestión de tiempo.

Varias de las nuevas composiciones llevan títulos de películas de Federico Fellini (A estrada), Luc Besson (Deep blue) o David Lynch (Uma história simples). Tienen gran ...

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El violín y el piano evocan al Sakamoto de bandas sonoras como El cielo protector o Tacones lejanos. Es Cinema, la obra instrumental que abrió el concierto de Rodrigo Leão y da título a su reciente disco. La música del portugués ha sido siempre muy cinematográfica, ya desde los lejanos tiempos rockeros de Sétima Legião, así que llegar a Cinema era sólo cuestión de tiempo.

Varias de las nuevas composiciones llevan títulos de películas de Federico Fellini (A estrada), Luc Besson (Deep blue) o David Lynch (Uma história simples). Tienen gran capacidad de generar imágenes y resultaría fácil visualizarlas en el cine europeo de las últimas décadas. El que algunas (La fête, Jeux d'amour...) estén cantadas en francés parece un guiño al país que más se ha significado en Europa por defenderse del trato avasallador de los productos cinematográficos fabricados en Estados Unidos.

Rodrigo Leão

Rodrigo Leão (teclados), João Portela (guitarra eléctrica), Luis Aires (bajo), Luis San Payo (batería), Celina da Piedade (acordeón), Viviana Toupikova (violín), Samuel Santos (chelo) y Ana Vieira (voz). Auditorio Conde Duque. Madrid, 11 de noviembre.

El comienzo de L'inspecteur bien podría haberlo firmado Angelo Badalamenti para Lynch y por momentos uno creería estar viendo la historia de Amélie Poulain o las peripecias de Monsieur Hulot. Las influencias son muchas, aunque terminan por no ser excesivamente directas. A janela (La ventana), con el acordeón en primer plano -suele ser el violín de Toupikova el instrumento que más destaca a lo largo de toda la actuación-, se la dedicó Rodrigo Leão a Carlos Paredes, un histórico de la guitarra portuguesa, fallecido en julio. Y de los días de Madredeus recuperó Tardes de Bolonha. Una música no demasiado original, pero genuinamente preocupada por la belleza.

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