El gesto

Debería ser lo más normal del mundo pero no lo es: que Randy Weston toque su música en el Auditorio Nacional, abriendo el ciclo de Grandes autores e intérpretes, culmina un proceso de aproximación al jazz desde el ámbito de lo clásico iniciado hace años, cuando el dudoso Jacques Loussier presentó su Play Bach en el Real. Eran otros tiempos y es Weston otro músico. En su importante recital del viernes, el jazzista descomunal llevó a cabo un recorrido didáctico por su obra salpimentada con los aromas de la Madre África. Sólo interpretó una pieza que no es suya, ...

Debería ser lo más normal del mundo pero no lo es: que Randy Weston toque su música en el Auditorio Nacional, abriendo el ciclo de Grandes autores e intérpretes, culmina un proceso de aproximación al jazz desde el ámbito de lo clásico iniciado hace años, cuando el dudoso Jacques Loussier presentó su Play Bach en el Real. Eran otros tiempos y es Weston otro músico. En su importante recital del viernes, el jazzista descomunal llevó a cabo un recorrido didáctico por su obra salpimentada con los aromas de la Madre África. Sólo interpretó una pieza que no es suya, Caravan, de Duke Ellington. Su pianismo de líneas entrecortadas, inquietante y espiritual, reconocible en cualquier circunstancia, corrió en paralelo a los alardes percusivos de Neil Clarke, músico en quien se ha visto al "nuevo" Chano Pozo, y a los del contrabajista Alex Blake, intérprete heterodoxo hasta lo inconcebible. Blake toca su instrumento sentado, abrazado a la madera con gesto torero. Abofetea las cuerdas cual poseído sin perder el tono ni el sentido de cuanto toca. La audiencia se dividió entre una mayoría que aplaudió con entusiasmo la muestra de una música tan distinta a la escuchada de común en dicho lugar y unos pocos que escurrieron el bulto. A los primeros, se les invitó desde el escenario a sumarse al espectáculo. Lo nunca visto: ¡palmas en el Auditorio!