Reportaje:FÚTBOL | Décima jornada de Liga

El renacer de dos dandis del área

Wanchope y Amoroso brillan en el Málaga tras superar graves lesiones

Expiraba agosto y en el Málaga no se hablaba de otra cosa: el club había fichado a dos vejestorios mermados para suplir a Salva en la delantera. Ese fue el runrún que acompañó al costarricense Paulo César Wanchope y al brasileño Marcio Amoroso en su primeros pasos como jugadores malaguistas. Una etiqueta de la que ambos se desprendieron enseguida haciendo valer su experiencia. Esta tarde, serán las principales armas del Málaga frente al Real Madrid (PPV, 19.00 horas).

El Numancia, en la cuarta jornada de Liga, fue el equipo que pagó el desquite de los delanteros internacionales del Mála...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Expiraba agosto y en el Málaga no se hablaba de otra cosa: el club había fichado a dos vejestorios mermados para suplir a Salva en la delantera. Ese fue el runrún que acompañó al costarricense Paulo César Wanchope y al brasileño Marcio Amoroso en su primeros pasos como jugadores malaguistas. Una etiqueta de la que ambos se desprendieron enseguida haciendo valer su experiencia. Esta tarde, serán las principales armas del Málaga frente al Real Madrid (PPV, 19.00 horas).

El Numancia, en la cuarta jornada de Liga, fue el equipo que pagó el desquite de los delanteros internacionales del Málaga. Corría el minuto 8 de partido cuando La Rosaleda se rindió a los pies de Wanchope. El costarricense se encontraba en el área, recibió un balón de espaldas a la portería, dio un giro sobre sí mismo y elevó el balón sobre el lateral numantino Juampa para fusilar sin miramientos al guardameta Álvaro Núñez. La afición, en pie, renegó de sus agoreros vaticinios y desde entonces venera a Chope, su familiar diminutivo, como el nuevo salvador del Málaga, título que en su día ya ostentaran Catanha, Darío Silva, Dely Valdés o Salva.

Más información

Pocos minutos tardó Amoroso en dar la réplica a su compañero en ataque. El brasileño demostró que es capaz de cualquier cosa con el balón en los pies, calidad que dejó patente con un inverosímil gol de carambola en el que también participó Wanchope. Esa tarde, ambos subieron a los altares. Pero esta repentina deificación por parte de la afición no afectó a ninguno de los dos, perros viejos en esto del fútbol.

A Paulo César Wanchope (Heredia, 1976) le gusta jugar al fútbol, deporte del que ha hecho su profesión, pero nada más. Rehuye escaldado de todo lo que rodea a este mundillo, y por encima de todo de la prensa. Serio y lacónico asegura que los elogios que ahora recibe no le van a subir los humos, como tampoco las críticas le van a quitar el hambre o el sueño. "Es la prensa la que encumbra y hunde al futbolista y uno se tiene que mantener al margen", afirma. Y de eso asegura saber mucho.

El delantero costarricense conoció el éxito muy joven. Hace ocho años debutó en la Premier League con el Derby County (1996-1999) y le endosó un golazo al todopoderoso Manchester United, lo que le convirtió en estrella en Inglaterra desde el primer día. Allí se refugió en sus dos hermanos, Javier y Carlos, con quienes se recluía tras los entrenamientos.Tras una breve estancia en el West Ham United (1999-2000) fichó por el Manchester City, donde ha militado hasta su llegada a la Costa del Sol. En 201 encuentros disputados en la liga inglesa, Wanchope marcó 68 goles, 29 de ellos con su último equipo, en el que una lesión en la rodilla derecha le relegó al olvido. Entonces, el Málaga se cruzó por su camino.

Carlos Rincón, el fichador oficial, le seguía los pasos desde hacía varios años, cuando deslumbró con su selección en la Copa América de 2001. Por poco más de dos millones de euros, el Málaga se hizo con un delantero al que definen como fuerte, potente, que va bien de cabeza, sabe abrir espacios y es hábil y rápido ante la portería rival. A cambio, Wanchope ha encontrado en la capital de la Costa del Sol un remanso de paz en el que disfrutar con su mujer e hija y recuperar su sitio en el fútbol europeo. Ya lleva cuatro goles y aunque asegura que no es el salvador de nada ni de nadie, augura al menos otros 11 tantos esta temporada. Eso si sus compromisos internacionales con la selección de Costa Rica, donde es un ídolo, no le pasan antes factura.

En similar situación llegó Marcio Amoroso (Brasilia, 1974) al Málaga. A sus 30 años, Amoroso fichó por dos tras una temporada en blanco a causa de una grave lesión en su rodilla derecha. De nada sirvió su excelente palmarés, ése que dice que ha sido máximo anotador en la Bundesliga, la Serie A y en la liga japonesa. Formado en el Guaraní y en el Flamengo, en 1996 dio el salto al fútbol europeo. En Europa militó en el Udinese (1996-1999), Parma (1999-2001) y Borussia Dortmund (2001-2004), donde anotó 28 goles antes de caer lesionado. Uno de sus grandes momentos fue la conquista de la Copa América con Brasil en 1999, en dónde compartió delantera con Ronaldo.

Recuerdos aparte, Amoroso quiere cerrar su carrera deportiva en el club andaluz, donde ha recuperado la forma -a fuerza de trabajar con el preparador físico Óscar Ortega- y la confianza. De ello tiene buena culpa Wanchope, con quien ha forjado una buena amistad que se refleja en el campo. "Wanchope lleva muy bien el balón y con la experiencia que ambos tenemos es difícil que no nos encontremos. Para marcar goles nos tenemos que dar balones en buenas condiciones", aseguraba días atrás. "Tengo que aprovechar este momento y agradecer a mis compañeros que siempre estén en disposición de ayudarme. Soy muy feliz acá".

Amoroso (izquierda) y Wanchope durante un entrenamiento del Málaga.JULIÁN ROJAS

Archivado En