Crónica:LA CRÓNICA | NACIONAL

La defensa popular de Buttiglione

Nada más terminar su congreso, el Partido Popular, y su nuevo presidente, Mariano Rajoy, se han visto mezclados en varias batallas que afectan no sólo a sectores internos de la organización, sino también a su proyección exterior. La atención pública se ha fijado, sobre todo, en la lucha entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, pero el PP se ha visto también implicado en otra espectacular batalla, que pasa más inadvertida dentro de España, pero que tiene un alto contenido político: la defensa del comisario europeo de Justicia, Rocco Buttiglione, rechazado por la mayoría del Parlamento ...

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Nada más terminar su congreso, el Partido Popular, y su nuevo presidente, Mariano Rajoy, se han visto mezclados en varias batallas que afectan no sólo a sectores internos de la organización, sino también a su proyección exterior. La atención pública se ha fijado, sobre todo, en la lucha entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón, pero el PP se ha visto también implicado en otra espectacular batalla, que pasa más inadvertida dentro de España, pero que tiene un alto contenido político: la defensa del comisario europeo de Justicia, Rocco Buttiglione, rechazado por la mayoría del Parlamento de Bruselas por su fundamentalismo religioso.

Buttiglioni, un gran amigo del Papa, hasta el extremo de que aprendió polaco para tratar con la curia que rodea al Pontífice, ha dicho públicamente que considera pecado la homosexualidad y que la mujer debe desempeñar un papel pasivo en la sociedad.

Los diputados del PP, entre ellos Jaime Mayor, Pilar del Castillo, Luisa Fernanda Rudi o Cristóbal Montoro, rechazan las acusaciones de fundamentalismo católico

El político italiano, defendido por el presidente de la Comisión, Durão Barroso, ha contado exclusivamente con el apoyo del Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-Cristianos) y de los Demócratas Europeos, en el que estan integrados los seguidores de Silvio Berlusconi, así como los cristiano-demócratas alemanes y los 24 eurodiputados del PP español, con Jaime Mayor Oreja al frente, y con políticos como Pilar del Castillo, Ana Mato, Luisa F. Rudi, Álex Vidal-Quadras, Cristóbal Montoro, Carlos Iturgaiz o Luis de Grandes entre sus filas. Todos ellos aseguran que mantendrán la disciplina de voto al servicio del comisario italiano y, de momento, se mantienen impávidos, pese a que su asociación con el extremista amigo de Berlusconi les coloque en una posición ideológica y religiosa radical, bastante alejada de la imagen centrista que propuso Rajoy en su reciente congreso.

Exámenes inútiles

La polémica sobre los nuevos miembros de la Comisión Europea ha llegado en el peor de los momentos, cuando se supone que muchos países miembros, entre ellos España, van a pedir a los ciudadanos que acudan a las urnas para refrendar la Constitución Europea. La crisis, que comenzó de forma limitada, ha ido creciendo gracias a las declaraciones desafiantes de Durão Barroso, y del primer ministro italiano, hasta alcanzar unas proporciones considerables y ocupar suficientes titulares como para provocar una marejada negativa para las instituciones europeas.

"Los ciudadanos se están dando cuenta de las contradicciones del sistema que consagra esa Constitución", asegura un alto funcionario de la UE. "Por un lado se acepta que el Parlamento examine a los miembros de la Comisión, pero cuando alguno de ellos suspende, se pretende que no ha pasado nada. Es difícil que los ciudadanos comprendan para qué sirve todo esto", añade.

Pase lo que pase finalmente, la crisis habrá tenido un efecto pésimo porque habrá debilitado a la Comisión y a Barroso. El presidente de la Comisión le debe, quizá, su cargo a Berlusconi, su gran valedor, pero la defensa cerrada que ha hecho de Buttiglione para la cartera de Interior y Justicia le ha colocado en una posición muy complicada. "Buttiglione es claramente un fundamentalista católico. No se puede mantener al frente de una cartera como la de Justicia, que cada vez tiene más importancia y que exige una gran cooperación entre los países miembros y el propio Parlamento. Con Buttiglione, el PE no tendría más remedio que estar de uñas todo el tiempo, y así sería imposible trabajar", admite un representante del Grupo de la Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa, en el que estan integrados, entre otros, los eurodiputados de CiU y del PNV, y, sobre todo, los del FPD alemán (cuyo líder se ha declarado públicamente gay).

El caso Buttiglione marcará, sin duda, la Comisión que preside Durão Barroso y arrastrará consecuencias para los partidos que le hayan defendido. Pero la verdad es que el comisario italiano no ha sido el único que ha suspendido el examen en el PE. Su caso es el que más rechazo provoca, por su contenido ideológico, pero otros tres comisarios, el húngaro Laszlo Kovacs, la holandesa Neelie Kroes y la danesa Mariann Fischer, tampoco han superado el listón. Kovacs, socialista, por su evidente desconocimiento de los temas relativos a la cartera de Energía que se le confía. Kroes, por un posible conflicto de intereses entre sus competencias como comisaria encargada de la libre competencia y sus relaciones con muchas de las empresas que quizá lleguen ahora a su mesa como acusadas. Y Fischer, porque resulta extraño que la comisaria encargada de Agricultura esté relacionada con grandes explotaciones agrícolas en Francia, receptoras además de subvenciones comunitarias. Mal reparto de papeles si se quiere convencer a los ciudadanos que acudan a votar al referéndum europeo.

Rocco Buttiglione.

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