Cartas al director

Alcohol

No sé si es el otoño lo que me lleva a discrepar de Rosa Montero en pocos días o a ella a formular afirmaciones peculiares. En su columna Alcohol, de 5 de octubre, dice que "un señor que conduce juiciosamente con dos cañas es un ciudadano bastante inocuo" y acaba diciendo que "hay leyes que desprenden un inquietante tufo a intolerancia puritana". Me gustaría saber si sería capaz de repetir esas frases delante de alguien que haya perdido algún familiar por un accidente, fuera activo o pasivo, ligado al alcohol. El que va "borracho como un piojo" normalmente no conduce a velocidad endiabl...

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No sé si es el otoño lo que me lleva a discrepar de Rosa Montero en pocos días o a ella a formular afirmaciones peculiares. En su columna Alcohol, de 5 de octubre, dice que "un señor que conduce juiciosamente con dos cañas es un ciudadano bastante inocuo" y acaba diciendo que "hay leyes que desprenden un inquietante tufo a intolerancia puritana". Me gustaría saber si sería capaz de repetir esas frases delante de alguien que haya perdido algún familiar por un accidente, fuera activo o pasivo, ligado al alcohol. El que va "borracho como un piojo" normalmente no conduce a velocidad endiablada, mientras que el que se desinhibe con "dos copitas que a mí no me afectan" sí que es un homicida potencial.

Nuevamente la invito a compartir unas horas de guardia en el servicio de urgencias de mi hospital para ver si logra mantener las antedichas manifestaciones. Otra cosa será, y creo que no nos compete ni a ella ni a mí, el porqué de la escandalosa consideración del alcohol como atenuante en todos los otros órdenes de la vida que menciona. Creo que el asunto no radica en despreciar la consideración del alcohol como agravante en los accidentes, sino en lograr que se convierta en agravante en los otros supuestos.

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