Tribuna:

Salvemos a los niños

El pasado lunes se inauguró, ante una nutrida representación de la sociedad valenciana, la exposición El exilio de los niños que puede ser visitada en el centro cultural La Beneficència de la ciudad de Valencia hasta el próximo 14 de noviembre. Una exposición que nadie debe perderse y en la que destacan las miradas de unos niños inocentes que sufrieron la injusticia y la barbarie de la guerra.

Esta exposición nos trae el recuerdo de los más de 30.000 niños y niñas que tuvieron que abandonar España, entre 1936 y 1939, para escapar de los bombardeos, del hambre y del miedo. Una exp...

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El pasado lunes se inauguró, ante una nutrida representación de la sociedad valenciana, la exposición El exilio de los niños que puede ser visitada en el centro cultural La Beneficència de la ciudad de Valencia hasta el próximo 14 de noviembre. Una exposición que nadie debe perderse y en la que destacan las miradas de unos niños inocentes que sufrieron la injusticia y la barbarie de la guerra.

Esta exposición nos trae el recuerdo de los más de 30.000 niños y niñas que tuvieron que abandonar España, entre 1936 y 1939, para escapar de los bombardeos, del hambre y del miedo. Una exposición que, además, no nos permite olvidar a los millones de niños, que como aquellos, viven hoy en campos de refugiados y llaman "casa" a una tienda de campaña.

El acto de inauguración contó con la presencia del vicepresidente del Consell, el presidente de la diputación provincial, y los presidentes de las fundaciones Pablo Iglesias y Francisco Largo Caballero, Alfonso Guerra y Antón Saracíbar, además del presidente de la Caja Duero, sin cuya participación no hubiera sido posible esta muestra que recoge más de 300 objetos y fotografías, algunos cedidos por los propios protagonistas y otros cedidos por diversos organismos nacionales e internacionales.

Desde la UGT-PV, quisiera agradecer a todas estas instituciones y a la comisaria de la exposición María José Millán, su colaboración para que este magnífico trabajo de investigación y recopilación de nuestra memoria histórica pueda ser visitada en la ciudad de Valencia. Una ciudad que en aquellos años demostró su solidaridad con los niños llegados de otras partes de España, sobre todo el País Vasco y Madrid, víctimas de la barbarie y la sinrazón. Desgraciadamente, este agradecimiento no puede hacerse extensivo a las cajas de ahorro valencianas, que parecen más interesadas en otro tipo de negocios, como Terra Mítica que en desarrollar labores sociales tan encomiables como ésta.

En nuestra organización sabemos que la recuperación de la memoria histórica es una tarea que no tiene fin, aunque su finalidad es evidente: respetar la verdad y aprender de los errores pasados para convivir en paz. Finalidad en la que las fundaciones que llevan el nombre de dos ilustres socialistas y ugetistas, Pablo Iglesias y Largo Caballero, persiguen desde su constitución.

Por nuestra parte, la UGT mantiene su compromiso en dar a conocer sin rencor, como no podía ser de otra manera, pero con todo el rigor, los acontecimientos que ocurrieron en nuestro país y en el caso que nos ocupa sufrieron los niños de toda la geografía española.

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Por último, quisiera hacer un llamamiento a la sociedad civil a que visite esta exposición, y muy especialmente a los responsables educativos de nuestra comunidad para que faciliten a nuestros escolares la posibilidad de acercarse a nuestro pasado reciente, con el fin de que nuestros hijos se conciencien de la necesidad de impedir que situaciones como las vividas por estos niños españoles vuelvan a repetirse. Porque ningún niño empezó jamás una guerra pero ellos, en su vulnerabilidad, son los primeros en sufrirlas.

En 1937, después de los atroces bombardeos de localidades como Durango, Guernica o Madrid, las autoridades legítimas de nuestro país lanzaron una consigna al mundo "Salvad los niños" que fue atendida por países tan distantes y distintos como Francia, Reino Unido, Bélgica, Unión Soviética o México.

Hoy hemos de mantener viva la memoria de aquel grito, y seguir reclamando la salvación de los niños, que sufren en su carne la indecencia de sus mayores. Sólo hace falta ver en televisión a los niños iraquíes o a los palestinos, pero también en nuestras ciudades y pueblos, otros niños sufren otro tipo de consecuencias, como los hijos de los inmigrantes que tienen verdaderas dificultades en su escolarización e integración entre nosotros.

Rafael Recuenco es secretario general de la UGT-PV.

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