El Espanyol amaga, el Albacete golpea

El Espanyol dominó, tuvo la pelota y arrinconó a Valbuena durante muchos minutos. Pero, por extraño que parezca para cualquiera que viera el partido, fue el Albacete el que venció. Sumó al fin su primera victoria del curso porque acertó a golpear en el momento exacto, mientras que el grupo de Lotina amagó una y otra vez, pero sin puntería alguna.

El Alba cedió desde el principio el balón a De la Peña, con todo lo que eso supone: llegadas al área y una ocasión tras otra. Pudo marcar Maxi en el arranque, pero detuvo Valbuena en el uno contra uno; y Tamudo, que de hecho lo hizo, aunque el ...

El Espanyol dominó, tuvo la pelota y arrinconó a Valbuena durante muchos minutos. Pero, por extraño que parezca para cualquiera que viera el partido, fue el Albacete el que venció. Sumó al fin su primera victoria del curso porque acertó a golpear en el momento exacto, mientras que el grupo de Lotina amagó una y otra vez, pero sin puntería alguna.

El Alba cedió desde el principio el balón a De la Peña, con todo lo que eso supone: llegadas al área y una ocasión tras otra. Pudo marcar Maxi en el arranque, pero detuvo Valbuena en el uno contra uno; y Tamudo, que de hecho lo hizo, aunque el gol se anuló por controlar el balón con la mano; y más tarde el propio De la Peña. Nada; y Serrano, estrellado ante el meta manchego y sus defensas. El Albacete resistía el chaparrón, dormía la pelota con pases horizontales en el centro del campo y de vez en cuando soltaba algún latigazo. Como un disparo al larguero de Pacheco en una falta al borde del área y un cabezazo de Rubén en un saque de esquina. Poca cosa. Claro que el Espanyol envió a las nubes todas las ocasiones que creó, una después de otra. Su dessatino fue tal que hizo despertar al equipo de José González casi por inercia. Poco a poco fue desperezándose, para agobio del meta Kameni, que empezó a despejar balones de cualquier modo.

El segundo tiempo se movió en el mismo terreno, en el columpio de las oportunidades perdidas. Una cabalgada de Serrano la salvaron Montiel y Valbuena sobre la línea, y Tamudo no llegó por un palmo a un centro enroscado desde la izquierda, con el meta ya vendido. Tanto perdonó el Espanyol que el Albacete acabó marcando casi sin quererlo. Fue Redondo, silbado minutos antes por la grada, quien coló el balón entre las piernas de Kameni en un mal tiro, raso y centrado, y tras una jugada a trompicones de los delanteros del Albacete. El gol, por otra parte, que demandaba la tarde, más propia para la lucha que para las filigranas. Fredson acabó sangrando tras un encontronazo en el área y David Sánchez fue expulsado por una feísima entrada a Lopo.

El Espanyol redobló su ataque, pero ni por esas. Ayer no había quien marcara. Maxi tuvo la última bala en el minuto 94, pero su flojito disparo besó la base del poste. Era el último amague del Espanyol.