Cartas al director

Pobrecitos rumanos

De pequeño aguanté mofas de quienes al oírme me decían que hablase en cristiano; más tarde, soporté que me llamaran polaco y ahora es un intelectual de la altura de Vicente Verdú quien me compara, como si se tratase todavía de algo inmundo, con los rumanos, los húngaros y los albaneses. Afirma además, amparándose en una información de un periódico, que en Cataluña "los jóvenes hablan cada vez menos entre ellos la lengua local". No calificaré la expresión "lengua local", sobre todo en el contexto en el que se utiliza en el artículo, pero negar a estas alturas que Franco tuvo algo que ver con la...

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De pequeño aguanté mofas de quienes al oírme me decían que hablase en cristiano; más tarde, soporté que me llamaran polaco y ahora es un intelectual de la altura de Vicente Verdú quien me compara, como si se tratase todavía de algo inmundo, con los rumanos, los húngaros y los albaneses. Afirma además, amparándose en una información de un periódico, que en Cataluña "los jóvenes hablan cada vez menos entre ellos la lengua local". No calificaré la expresión "lengua local", sobre todo en el contexto en el que se utiliza en el artículo, pero negar a estas alturas que Franco tuvo algo que ver con la regresión del catalán, en un contexto general de negación de derechos elementales de las personas y de los pueblos, creo que es mucho negar.

Que todo eso lo haga alguien que se tiene por intelectual y progresista ya es el colmo y consigue, más que nada, herir también la sensibilidad de quienes no somos nacionalistas (de ninguna nación, por cierto). Viajo bastante por España y he podido comprobar que en todas partes cuecen habas. Ni todos los estudiantes ni todos los adultos hablan un español ejemplar, ni en todas partes conoce la mayoría alguna lengua extranjera. La estrechez mental no es exclusiva de ningún lugar. Mis hijos asisten a un instituto público de Barcelona, donde estudian cuatro lenguas y hablan indistintamente el catalán y el castellano con sus amigos y compañeros. Creo que ése es el camino adecuado y nunca pensar, como hace Verdú, que estudiar un idioma es "escatimar" horas al resto. Ni que, por definición, "el paso siguiente será la autodeterminación", lo cual ya simplemente resulta delirante. Uno es libre de pensar lo que quiera, pero nadie que se tenga por intelectual debería ofender ni insultar a quienes no opinen como él.

Finalmente, me queda la duda de si lo que pretende Verdú es que, puestos a ser prácticos, acabemos hablando todos en inglés o en chino y renunciemos al resto de las lenguas que en el mundo son.

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