Tribuna:DESDE MI SILLÍN | VUELTA 2004 | Decimotercera etapa

Engañados

No es ni la primera ni la única vez que me lo dicen. Y tampoco será la última. El otro día coincidí con una señora en el ascensor del hotel, y me felicitó por mi profesión y me dijo: es que yo os admiro mucho porque lo que haceis tiene muchísimo mérito; me parece durísimo y no sé cómo sois capaces de aguantar esas palizas que os dais a diario. Yo le contesté con lo de siempre, que bueno, que estamos entrenados para ello, y que en el fondo somos unos privilegiados porque nos ganamos la vida haciendo lo que nos gusta. Esto lo digo siempre, pero en el fondo estaba pensando otra cosa. Me hubiese g...

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No es ni la primera ni la única vez que me lo dicen. Y tampoco será la última. El otro día coincidí con una señora en el ascensor del hotel, y me felicitó por mi profesión y me dijo: es que yo os admiro mucho porque lo que haceis tiene muchísimo mérito; me parece durísimo y no sé cómo sois capaces de aguantar esas palizas que os dais a diario. Yo le contesté con lo de siempre, que bueno, que estamos entrenados para ello, y que en el fondo somos unos privilegiados porque nos ganamos la vida haciendo lo que nos gusta. Esto lo digo siempre, pero en el fondo estaba pensando otra cosa. Me hubiese gustado decirle: mire señora, usted no sabe, pero en el fondo no somos más que una cuadrilla de engañados. Y miren hasta donde llega la historia, que cuando no son otros los que nos engañan, ya por inercia, nos engañamos a nosotros mismos. ¿Quieren ejemplos? Bien, pues sigan leyendo.

Vamos hablando en el pelotón, y somos varios los que decimos que ya no falta nada. Y resulta que estamos a viernes y ésto acaba no éste, sino el próximo domingo. Que si mira, mañana [por hoy] etapa de montaña, luego cronoescalada; un día más de descanso, otra etapa llana, cuatro de montaña para sobrevivir, y el último día que no cuenta. Y ya está, lo dices así, y parece que estás viendo Madrid en el horizonte, cuando la realidad es que prácticamente casi acabamos de cruzar el ecuador de la ronda. Y lo peor es que encima nos lo creemos.

Ayer vimos el perfil de la etapa. Plano como la palma de la mano. Etapa llana, fácil y de transición destinada al sprint, decían los periodistas y nosotros les creíamos. ¡Y un pimiento!, por no hablar de defecaciones aunque venga al caso. ¿Alguno de ustedes conoce la costa andaluza desde Adra hasta Málaga? Pues díganme entonces dónde está el llano, porque acabo de pasar por allí y no lo he visto.

Ayer volvimos a llegar al sprint. Y cómo no, ayer volvió a ganar Petacchi. Ha ganado todos los sprints que ha disputaddo en ésta Vuelta. Pues a pesar de eso, ahí estamos otros detrás pensando que hay alguna posibilidad de poderle ganar. Yo ayer fui tercero detrás de él y Zabel, aunque posibilidad de ganar no tuve ninguna. Pero aún oigo a mi instinto de engañado que me dice: quizá en la próxima puedas.

Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.

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