Tribuna:DESDE MI SILLÍN

'Cannonball'

Ayer leía una noticia en el periódico. Al parecer, los mossos de esquadra han detenido en Cataluña a varios participantes de una carrera ilegal a la que denominan Cannonball. Resulta que son millonarios ociosos -valga la redudancia- a quienes no se les ocurre otra cosa que coger sus coches deportivos y recorrerse media Europa saltándose todas las normas, las viales y supongo yo que, ya puestos, todas las demás.

Bueno, el caso es que, según lo estaba leyendo, me dije yo a mí mismo -en mi misma mismidad-: ¿Y cómo es que a la gente esto le extraña si llevamos nosotros años y años ha...

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Ayer leía una noticia en el periódico. Al parecer, los mossos de esquadra han detenido en Cataluña a varios participantes de una carrera ilegal a la que denominan Cannonball. Resulta que son millonarios ociosos -valga la redudancia- a quienes no se les ocurre otra cosa que coger sus coches deportivos y recorrerse media Europa saltándose todas las normas, las viales y supongo yo que, ya puestos, todas las demás.

Bueno, el caso es que, según lo estaba leyendo, me dije yo a mí mismo -en mi misma mismidad-: ¿Y cómo es que a la gente esto le extraña si llevamos nosotros años y años haciendo lo mismo? Deberían estar ya acostumbrados, ¿no? Porque vamos a ver. Exceptuando que nosotros vamos en bicicleta y ellos en coche, ¿acaso no ven la similitudes?

Vean: ellos son millonarios -hablando en pesetas-, y entre nosotros también hay unos cuantos, sobre todo esos que van adelante en la clasificación general. Ellos van en vehículos de lujo, y yo les digo que vayan a una tienda a comprar una bici igual que la que nosotros llevamos. Verán cómo es un lujo.

Luego ellos se saltan todas, absolutamente todas las normas a la torera, sobre todo las referentes a la velocidad, poniendo en peligro sus propias vidas y las de los demás. ¿De verdad que esto tampoco les suena? Porque si hay algo de lo que nosotros no entendemos es precisamente de eso, de límites de velocidad.

En carretera es otra cosa, pero en ciudad... ¿nos han visto? La organización se empeña en poner las metas en zonas urbanas donde el límite es de 50 kilómetros por hora, y claro, nosotros, qué vamos a hacer, pues saltárnoslo como es evidente. Porque ponte tú a esprintar a 50 a la hora, y te pasa por encima hasta el del banderín que va cerrando la carrera. Y en cuanto al peligro a nuestra integridad, si quieren les enseño mis rodillas y ustedes juzguen.

Pues eso, que no le veo yo la gracia a eso de la Cannonball. En fin, que nosotros todos los días aquí dejándonos la piel, y vienen los playboys esos a quitarnos protagonismo, ¡anda ya!. Aunque bueno, tal vez si nos pagan por derechos de autor, quizá comience a vérsela, quién sabe.

Pedro Horrillo es corredor del Quick Step.

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