Necrológica:

En memoria de Guillermo Vázquez Álvarez

En tu memoria, Guillermo... que es la nuestra

Si algo, en efecto, permite definir o describir en lo esencial al Guillermo que conocimos, es la conjunción inseparable de esas dos escuetas palabras: abogado laboralista.

Fueron -fuimos- los "laboralistas" un sector de las jóvenes generaciones que iniciaron su andadura profesional y vital a fines de los años sesenta con, al menos, dos acusadísimas -por firmes- características ideológicas: nuestro rechazo absoluto a la dictadura franquista, pese a nuestra mayoritariamente burguesa extracción social, y la convicción absoluta de ...

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En tu memoria, Guillermo... que es la nuestra

Si algo, en efecto, permite definir o describir en lo esencial al Guillermo que conocimos, es la conjunción inseparable de esas dos escuetas palabras: abogado laboralista.

Fueron -fuimos- los "laboralistas" un sector de las jóvenes generaciones que iniciaron su andadura profesional y vital a fines de los años sesenta con, al menos, dos acusadísimas -por firmes- características ideológicas: nuestro rechazo absoluto a la dictadura franquista, pese a nuestra mayoritariamente burguesa extracción social, y la convicción absoluta de que ningún otro sentido tenía nuestra profesión -y, más aún, nuestras capacidades generales- que su puesta al servicio de las clases sociales explotadas y oprimidas injustamente por el franquismo, principalmente la obrera, a las que había que conseguir entregar las riendas del Estado; es decir: aunar el derrocamiento del fascismo con la revolución social en nuestro país, iniciada y frustrada con la Segunda República.

Entendemos que poca gente hoy, y menos las jóvenes generaciones, agradece suficientemente el esfuerzo y la generosidad que sectores obreros, populares y profesionales antifranquistas como el nuestro desplegaron en esta tarea, que culminó con el triunfo parcial -pero importantísimo- del destrozo y finiquito del atado régimen que nos dejó Franco, triunfo que cortesan@s, historiadores de medio pelo y simples arribistas otorgan exclusivamente al Rey, a Suárez y a otros personajes del momento. Pero nos costó sudor y lágrimas, y si no que se lo pregunten a Enrique Ruano, a Pedro Patiño, a Mari Luz Nájera, a los abogados de Atocha y a tantos otros encarcelados y asesinados por el franquismo.

Fue legendaria entre nosotros la indomable fuerza de voluntad que desplegó Guillermo para controlar y hasta superar su severa discapacidad física, que supo encauzar tanto hacia una inquebrantable coherencia entre sus ideas y sus prácticas vitales como a aplicar un profundo rigor al estudio de los innumerables asuntos jurídico-laborales que se le fueron confiando hasta el final, lo que, unido a su capacidad, le hizo pronto un reconocido especialista en la materia. Reconocimos también en él una insólita delicadeza en la atención personal a sus trabajadores-clientes, al cuidado de cuyas necesidades siempre dedicó lo mejor de sí mismo.

Es probable que los grandes medios de comunicación de masas jamás pongan su interesada atención en su nombre; pero miles de trabajadores madrileños y tus amigos nos acordaremos siempre de ti.-

Guillermo Vázquez falleció el pasado día 21 de agosto de 2004 a los 58 años.

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