CULTURA Y ESPECTÁCULOS

La creatividad y el talento de Israel David Martínez

Entre los compositores españoles de las últimas promociones alcanza gran notoriedad y prestigio la figura y la obra de Israel David Martínez (Barcelona, 1969), ganador de grandes premios, entre los que figura el Manuel Valcárcel de la Fundación Marcelino Botín, creado a instancias de Paloma O'Shea a la muerte del músico cántabro.

Israel David Martínez es un talento fuerte, original y desprejuiciado movido por una vocación firmísima desde el primer momento bajo la orientación del profesor catalán Josep Soler.

Los seis estudios para piano, escuchados ahora por vez primera dentro de...

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Entre los compositores españoles de las últimas promociones alcanza gran notoriedad y prestigio la figura y la obra de Israel David Martínez (Barcelona, 1969), ganador de grandes premios, entre los que figura el Manuel Valcárcel de la Fundación Marcelino Botín, creado a instancias de Paloma O'Shea a la muerte del músico cántabro.

Israel David Martínez es un talento fuerte, original y desprejuiciado movido por una vocación firmísima desde el primer momento bajo la orientación del profesor catalán Josep Soler.

Los seis estudios para piano, escuchados ahora por vez primera dentro del Festival Internacional de Santander, han sido interpretados excelentemente por la concertista canadiense Lucille Chung, discípula en la Universidad de Dallas de nuestro Joaquín Achúcaro.

Bastaría esta media hora de música para reconocer en Martínez a un maestro aparte en el devenir del pianismo actual por la seguridad de las ideas y el dominio y consecuencia de la realización a través de una precisa sintaxis y una adecuada prosodia. Quizá el compositor, consciente o inconscientemente, asume una gama de antecedentes históricos-estéticos tan larga como que va desde Bach a Ligeti, siempre que reconozcamos los perfiles individuales de sus pentagramas.

Estudios o ensayos pensados y organizados al margen de principios didácticos convencionales que apuntan a soluciones nuevas que seguramente se incorporarán desde ahora a un género en continua evolución y proceso de perfeccionamiento; quizá también tengan algo de expresionismo aunque preferiría hablar de un estructuralismo expresivo de alto nivel. El éxito ha sido total y justamente compartido entre el autor y su intérprete, que nos ofreció además valiosas versiones de Beethoven, Schumann y Scriabin. En resumen: una jornada de las que dejan huella prolongada.

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