Cartas al director

Juegos Olímpicos y televisión

No es que yo sea una gran aficionada al deporte -de hecho, ni suelo verlo en televisión ni lo practico-, pero jamás podría haberme imaginado que me alegraría tanto de que la programación de dos cadenas de televisión estuviera invadida por el deporte. Y es que estas olimpiadas están siendo para mí como un oasis en un desierto de telebasura. "¡Menos mal que están las olimpadas!", suspiran mis amigos y conocidos con toda la razón del mundo.

Gracias a los Juegos puedo llegar a casa y ver en la tele una alternativa a los programas del corazón y testimonios. No puedo entender qu...

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No es que yo sea una gran aficionada al deporte -de hecho, ni suelo verlo en televisión ni lo practico-, pero jamás podría haberme imaginado que me alegraría tanto de que la programación de dos cadenas de televisión estuviera invadida por el deporte. Y es que estas olimpiadas están siendo para mí como un oasis en un desierto de telebasura. "¡Menos mal que están las olimpadas!", suspiran mis amigos y conocidos con toda la razón del mundo.

Gracias a los Juegos puedo llegar a casa y ver en la tele una alternativa a los programas del corazón y testimonios. No puedo entender que desde las once de la mañana hasta las ocho de la tarde, en dos de las cadenas privadas de este país, no hablen de otra cosa (parando a descansar, porque claro, no pueden eliminar el telediario).

Alguien inteligente dijo una vez: "Me encanta la televisión, cuando alguien la enciende me voy a otra habitación a leer un buen libro". Y os prometo que suelo disfrutar de la lectura a diario, pero es que no siempre me apetece leer, o charlar con mi familia, o salir a pasear... a veces simplemente me apetece descansar mentalmente de un duro día de trabajo, o entretenerme sin esfuerzo o pretensión alguna viendo la televisión, y casi no queda más remedio que soportar estos programas de telebasura. Gracias a las olimpiadas, hay alternativa.

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