Educación vial, educación social
El acertadísimo artículo de Lola Galán (Aprueba como puedas, 15-08-2004) me anima a opinar profesional y éticamente. Para abordar la problemática de la accidentalidad en el tráfico que sufre Europa, y especialmente nuestro país, debemos realizar una reflexión profunda todos los componentes de la sociedad.
Todo el mundo cree que puede conducir, porque para la mayoría conducir es desplazarse con su vehículo de un punto a otro. Yo no he nacido para cantar, para pintor o para futbolista; sin embargo, nadie se plantea si sirve o no para conducir. Creemos que todos podemos conducir, me...
El acertadísimo artículo de Lola Galán (Aprueba como puedas, 15-08-2004) me anima a opinar profesional y éticamente. Para abordar la problemática de la accidentalidad en el tráfico que sufre Europa, y especialmente nuestro país, debemos realizar una reflexión profunda todos los componentes de la sociedad.
Todo el mundo cree que puede conducir, porque para la mayoría conducir es desplazarse con su vehículo de un punto a otro. Yo no he nacido para cantar, para pintor o para futbolista; sin embargo, nadie se plantea si sirve o no para conducir. Creemos que todos podemos conducir, mejor o peor, como el que puede dibujar o cantar o golpear un balón de fútbol; la diferencia es que en este caso no sólo nos jugamos nuestra vida, sino la de los demás.
Para poder conducir hacen falta una serie de características psicofísicas como atención, percepción, capacidad de reacción, valoración, etcétera, acompañadas de un estado emocional idóneo para realizar esta tarea. No es sólo desplazarse, la cuestión es saber cuándo estamos preparados para superar una situación crítica en la conducción.
La autorización administrativa pasa por tres filtros (exámenes) que el aspirante debe superar: un reconocimiento médico superficial, sin ahondar en el plano emocional; un examen teórico complejo que no consigue diferenciar la información importante de la que no lo es, y un examen práctico incompleto; superados, ponen a un conductor más al volante en nuestro país.
En muchas ocasiones pregunto a mis alumnos qué harían ellos para evitar esta plaga de muertos que sufrimos cada año. Casi todas las respuestas se encaminan al aumento del control policial (radares, sanciones, retiradas de permisos, controles de estupefacientes, etcétera).
La educación vial está absolutamente relacionada con la educación social. Para mí la solución a la grave crisis que sufrimos pasa por medidas a corto, medio y largo plazo. Medidas a corto plazo de control, para la sociedad actual, que posee unos procesos de aprendizaje ya marcados; a medio plazo, en la renovación no sólo de una amplia normativa plena de lagunas y ambigüedades, sino de los procesos de integración de los aspirantes en todos los campos, y un proceso a largo plazo en educación para las sociedades venideras, futuros conductores no sólo de vehículos, sino de la sociedad del mañana.